Salamina
Manuel Moas
Los sobrinos llegaron a las 11 a.m., pues la tía los había invitado a almorzar, como otras veces. Pero antes, ella quería hablarles de Salamina, una de las más importantes batallas navales de la historia universal.
Doña Adela dijo: “Cuando los persas forzaron el paso de las Termópilas, la Grecia central se rindió. Entonces, la flota de la confederación griega –sumaba de 300 a 400 barcos– zarpó de la isla de Eubea para evacuar Atenas.
El 17 de setiembre del año 481 antes de Jesucristo, los persas entraron en Atenas, saquearon la ciudad y la quemaron. La flota griega esperaba en la costa de la isla de Salamina, frente a Pireo, puerto de Atenas.
Jerjes, el rey persa, parecía dueño de la situación: solo faltaba acabar con los barcos griegos. Para ello, el soberano dividió su flota y mandó la mayor parte a Salamina.
Como las embarcaciones enemigas eran muy numerosas y la bahía pequeña, Temístocles supo que eso les quitaba maniobrabilidad, asunto que no ocurriría en mar abierto”.
En ese momento, Antonio exclamó: “¡Temístocles era un estratega!”.
Doña Adela respondió: “Esa palabra es griega –strategos– y significa el arte de dirigir operaciones militares. Continuemos:
No obstante, los otros jefes griegos no tenían esa aguda percepción y comenzaron las discusiones. Pero antes del amanecer del 29, les llegaron noticias de movimientos en la flota persa. Entonces los griegos cantaron el himno de guerra.
“Id, hijos de Grecia: libertad a vuestros hijos y vuestras mujeres a los santuarios de los dioses de vuestros padres y a las tumbas de vuestros mayores”.
En la pausa, Marianita exclamó: “¡Lindo himno!”. La tía sonrió y después dijo: “Sobrinos, himno también es palabra griega.
Siguiendo: la flota persa se desplegaba en la costa Ática. Jerjes se instaló en una colina frente a las isla de Salamina para observar la batalla. Los griegos avanzaban ordenadamente, mientras que a la escuadra persa le faltaba coordinación. Aprovechando el desorden, los ágiles barcos griegos atacaron. Sus adversarios no podían evolucionar en una bahía pequeña, se estobarban unos a otros, llegando a chocar y quedaron a merced de los griegos.
La victoria de la confederación griega fue completa, sus pérdidas fueron menores, inclusive en los naufragios, porque tenían mayor preparación deportiva que el enemigo y nadaban hasta las costas de Salamina. Jerjes se retiró al Asia Menor; el invierno se aproximaba.
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