San José Costa Rica. Edición del 30/marzo/2008. Ir a Al Día
   

Pablo Rodríguez, actor

¡Qué pollote!

Además de actuar, da clases de “spinning” y surfea una vez a la semana –el día que la marea se lo permite– usualmente, en Playa Hermosa, Jacó

Neyssa M. Calvo Achoy

Llegó vestido con botas, pantalón, chaqueta de mezclilla y una camiseta café que dejaba ver claramente la buena distribución de sus músculos.

“Me gusta que me chineen y también tomar la iniciativa cuando se trata de conquistar a alguien”.

“Mi mujer ideal es aquella que sea inteligente, que pueda hablar de cualquier tema y que tenga el cabello largo porque me parece que la hace verse muy femenina”.

Nada diferente a como usted también ve a Pablo Rodríguez en el papel de “Joaquín” cada viernes a las 8 p.m., en el programa “La Pensión” que se transmite por canal 7.

Eso sí, Pablo llegó a la cita buscando una taza de café, y con ello hizo su primera confesión a los lectores de VIP: “soy un gran cafetero”.

Su segunda confesión es que ama sobre todas las cosas a su pequeña hija Yamila, y la tercera ser un apasionado del teatro, entre otras más que reveló a lo largo de dos horas de plática.

Sin pensarlo dos veces y con una pícara sonrisa, Pablo aseguró que en la vida real no es ni parecido a “Joaquín”, ese sancarleño que vino a la ciudad en busca de su gran amor: Azucena, la empleada doméstica de La Pensión.

A diferencia de Joaquín, Pablo, se preocupa más por su físico, es instructor, surfea y aunque está solterito no anda en busca del amor.

Incluso se atrevió afirmar que Pablo le lleva mucho camino recorrido al inocente Joaquín. En fin, es “más vivido”.

¿Fiestero? “Ufff”, dijo, pero de inmediato aclaró que desde que nació su hija hace ya cuatro años y medio las cosas han cambiado y mucho.

Este orgulloso papá dedica ratos libres en exclusiva a Yamila, de quien asegura que sacó la belleza de la madre y la forma de ser del padre.

¿Cómo es Pablo? “Soy emprendedor, leal, cariñoso, seguro de mí mismo e irremediablemente impuntual”.

Para sorpresa de muchos, este herediano confesó que es súper tímido. Pero cuando está en el escenario es otro.

“Es fácil porque ya no soy yo quién está frente al público. Simplemente soy alguien detrás de un personaje”, enfatizó.

Para Pablo actuar es algo que trae en la sangre. Sin embargo, primero terminó la carrera de administración con énfasis en finanzas y luego se dedicó por entero al arte.

¿Por qué? Según cuenta su interés siempre fue poner su grano de arena en el negocio familiar que comenzó su abuela materna, Carmen Ramírez.

Ella bautizó la empresa como “Pollo sus amigos” y hoy después de 30 años ya existe una cadena de restaurantes en San Joaquín de Flores, Santo Domingo, Mall Paseo de las Flores y Heredia centro.

Pese a su mente empresarial, Pablo nunca pudo alejarse del sueño de ser actor y en 1996 decidió estudiar actuación en la Universidad Nacional.

A partir de ahí se abrió para él una ventana de oportunidades y, para su sorpresa, en menos tiempo de lo que él mismo esperaba.

Asegura que tiene mucha suerte, pues se roza con gente que le enseña mucho y le ha dado “chance” para hacer televisión, teatro, comerciales, cine y hasta algo de modelaje fuera del país.

Quizás usted lo recuerde en su paso por la serie “El barrio”, donde actuaba como un roba carros.

Para esa época, recuerda, entre risas, la gente en la calle le temía, pues algunos llegaban a creer tanto en el personaje que suponían que era un ladrón de vehículos.

Algo parecido le sucede ahora, pero como “Joaquín”, pues más de uno lo mira como la pareja Azucena y más aún como un símbolo sexy. En especial, porque en los últimos capítulos se han explotado más sus atributos físicos y hasta ha sido la manzana de la discordia entre las mujeres de La Pensión.

A pesar de ello, Pablo dice entre risas que no se considera un hombre atractivo, pero agradece las muestras de afecto de los que se acercan, ya sea para estrechar su mano, pedirle un autógrafo o una fotografía, así como quienes lo buscan para felicitarlo, criticarlo o decirle con una carcajada “pero... ¡en persona no se ve tan pochotón!”.

Sus placeres

Le encanta comer chocolate en todas sus presentaciones. Tanto, dice, como disfrutar del pollo y más si fue preparado con la receta secreta de su abuela, doña Carmen Ramírez.

Hacer ejercicio, para él es parte de su rutina diaria, y suele trabajar todos los músculos de su cuerpo.

Para él pensar en Dios es una costumbre, pues lo antepone en cada una de sus decisiones. Siempre ha sido su refugio en los momentos más difíciles.

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Nicoa Ríos y Alexánder Otárola /Al Día

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