Domingo 19 de octubre de 2008, San José, Costa Rica
Internacionales | Sobrevivientes del holocausto celebraron Bodas de Oro
Una manzana inició esta historia de amor
Cita a ciegas los reencontró diez años después de la Segunda Guerra Mundial
  • AlDia.cr
    Herman y Roma mostraron “Angel Girl”, libro basado en su historia de amor tras la guerra. AP.
  • AlDia.cr
    La pareja vive en Florida, allí atesoran recuerdos de sus 50 años de matrimonio. También algunos sobre el holocausto. AP.

Florida, EE.UU. / AP.- Él era un adolescente en un campo de concentración nazi durante la Segunda Guerra Mundial. Ella, un poco menor, vivía libremente en un pueblo vecino.

Sus miradas se cruzaron una vez a través de un alambre de púas. La muchacha llevaba manzanas en ese momento y decidió tirarle una sobre el alambrado. Él la atrapó y regresó a la habitación. Así empezó la historia.

La rutina la repitieron el día siguiente. Ella tiraba, el atrapaba y los dos salían corriendo. Durante varios meses lo hicieron así. Jamás se dijeron sus nombres.

De hecho, no intercambiaron una sola palabra temerosos de que los viera un guardia. Hasta que un día él se acercó al alambrado y le dijo que no volviera.

“¿No te volveré a ver?”, preguntó la niña. No, no vuelvas, respondió el joven.

Esa relación inocente había llegado a su fin... Por lo menos eso creyeron ambos.

Ella, Roma Radziki, trabajaba en una granja vecina y el muchacho del otro lado del alambre, Herman Rosenblat, estaba en el campo de concentración en Schlieben, Alemania.

Llevarle algo de comida, generalmente manzanas, aunque también pan, pasó a ser parte de la rutina diaria. Todos los días, relató la mujer, iba todos los días.

Rosenblat dice que comía las manzanas a escondidas y nunca se lo comentó a nadie por temor a que se corriese la voz y lo castigasen, o incluso lo matasen.

Cuando se enteró de que lo trasladarían otra vez le dijo a la niña que no volvería.

Al poco tiempo, los rusos llegaron con un tanque y liberaron a los prisioneros de ese campo. Se había acabado la guerra.

La niña fue a Israel y estudió enfermería. El muchacho a Londres y estudió para electricista.

Lo olvidé, dijo ella. Yo también me olvidé de ella, aseguró él.

10 años después...

Rosenblat terminó en Nueva York donde puso un negocio de reparación de televisores. Un domingo recibió una llamada de un amigo que le dijo que quería presentarle una muchacha.

El joven no se entusiasmó con la idea, ya que no le gustaban ese tipo de citas con desconocidas. Finalmente aceptó.

Las cosas salieron bastante bien. Ella era polaca y agradable. En determinado momento, comenzaron a hablar de sus experiencias durante la guerra. Rosenblat le contó de todos los campos de concentración en los que estuvo. A Radziki se le puso la piel de gallina. Ella también había estado en Schlieben, escondiéndose de los nazis.

“... Era yo”

En la charla, Roma le dijo que durante un tiempo se vio con un chico y le daba manzanas hasta que el muchacho fue trasladado a otro sitio.

Lo que él le respondió cambió sus vidas: “Ese niño era yo”.

Rosenblat supo de inmediato que jamás volvería a alejarse de esta mujer. Le propuso matrimonio esa misma noche. Ella pensó que estaba loco. Pero dos meses después aceptó.

Se casaron en 1958, en una sinagoga del Bronx, Nueva York, una década después de que pensaron que habían sido separados para siempre.

Esta historia es tan conmovedora que parece difícil de creer. Herman tiene hoy 79 años y Roma 76. Hace poco festejaron, juntos a sus familiares, las bodas de oro.

Herman dice que no le gustaba hablar de un momento de su vida que prefería olvidar. A la larga, no obstante, sintió la necesidad de contar su historia.

Este relato inspiró un libro para niños, Angel Girl (La niña angelical), de la escritora Laurie Friedman.

La furia por lo sucedido en los campos de concentración desapareció para Herman, ya que lo sucedido llenó su vida de amor.

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