Erick Lonnis
Exfutbolista

Respeto la trayectoria de Oscar Rojas en México, pero su comportamiento en la Selección me deja que desear.

No estoy juzgando su juego... ha sido más que evidente las oportunidades que ha tenido y que su rendimiento ha sido deficitario; pero eso puede pasar y no se debe sacrificar a nadie por no jugar bien en la “Sele”. Históricamente ha habido jugadores a los que la Tricolor no les viene bien. Lo que no me gusta para nada han sido sus reacciones.

En el 2006 chantajeó a Guimaraes, amenazando con hacer públicos asuntos internos del grupo si no viajaba a Alemania, irrespetando uno de los códigos no escritos del fútbol. Finalmente no viajó y no dijo nada, simplemente porque no había nada que denunciar. Ahora renuncia a la “Sele”, cosa a la que tiene derecho cualquier individuo y tampoco debe condenársele por eso; pero igualmente su reacción es deprimente.

Puede renunciar por las razones que él quiera, y nos guste o no, debe respetarse; pero decir que está reconsiderando su renuncia porque su familia se lo pidió es algo en lo que difiero radicalmente.

¿Qué pasaría si en el futuro su familia le pide que renuncie nuevamente? ¿Que reacción tendría Rojas si uno de sus entrenadores en México le pide que no venga a la Selección o si un grupo de periodistas aquí le solicita que regrese? Esto me lleva a una reflexión: en la Selección se participa por convicción propia, porque yo como jugador quiero representar a mi país y no porque mi familia me lo pida; eso es secundario.

El sentido de pertenencia al equipo debe venir del corazón del jugador. Todo lo demás sale sobrando. Si no tienes ese fuerte deseo interno de representar a tu país, de triunfar con tu equipo y de pertenecer a la Selección, mejor quedarse en casa.