Rafael Pacheco
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¿Quién no ha visto a un niño perseguir una burbuja de jabón, soplar ilusionado por hacer la bomba más grande o llorar porque se le regó el líquido que hace posible esa magia?

Ellos son quienes más disfrutan cuando se topan con el “Señor de las burbujas”, Héctor Rodríguez Rodríguez.

Por solo ¢1.500 los padres puede conseguir que sus hijos dejen volar su imaginación observando el vuelo de las bombitas en el aire, mientras corren tras ellas para intentar atraparlas.

Dice ser el inventor de las burbujas de jabón más grandes, aunque reconoce que su hermano fue el verdadero creador. “Lo que hice fue perfeccionar la fórmula con el tiempo”.

Se le ubica en Curridabat, frente al cruce de Plaza del Sol, aunque vive en San Rafael Arriba de Desamparados.

También fabrica los aros de alambre en forma de resorte, con una máquina propia.

Su producto lo da en botella de plástico y con una técnica especial, forma burbujas gigantes.