Angie López
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Acosta.- Ángel Badilla está vivo de milagro y aunque perdió su carro bajo toneladas de tierra, pudo salir a tiempo y salvarse.

“Andaba trabajando, venía de cobrar una plata. Vi que salía barro de una montaña en Turrujal, eché para atrás y solo me dio chance de salir. En cinco segundos el carro había desaparecido”, recordó Badilla.

Igual suerte corrió María Isabel Alvarado, de 46 años y vecina de Cangrejal, quien el jueves anterior a las 12:30 m.d. casi muere bajo un alud.

“No estaba dormida porque como llovía tanto tenía miedo. Estaba en la cama cuando oí un escándalo. Apenas pude correrme. Cada vez que me acuerdo lloro”, contó Alvarado quien aún ayer no había dejado su casa a pesar de las advertencias que le han hecho miembros de la Cruz Roja.

Ellos son tan solo dos de los cientos de afectados en Acosta debido a los deslizamientos y cabezas de agua que han causado severos daños en caminos, puentes, viviendas, acueductos y fincas, desde el miércoles anterior.

El cantón se mantenía incomunicado, pues el acceso por Aserrí permanecía cerrado, pero a las 4 p.m. fue habilitado de manera parcial.

Allí, a la altura del restaurante Ram Luna, había un enorme derrumbe que impedía el paso hacia Acosta y viceversa.

Además, a la fecha se contabilizaban más de siete puentes dañados: Gravilias que comunica La Ceiba este; Bajo Bermúdez, Puente sobre el río Chirraca, Tablazo Abajo, puente sobre el río Candelaria, Gravilias-Ceiba Alta y el puente que comunica a Bijagual con Parrita.

En La Fila de Palmichal, una vía presentaba ayer un gran hundimiento que impedía el paso a Río Negro y San Pablo. El jueves las lluvias destruyeron ese camino y según Alfonso Quesada, del Conavi, requerirían alrededor de 15 días para habilitar ese paso y rellenar el hundimiento.