Domingo 14 de agosto de 2011, San José, Costa Rica

Dios y ciencia

Milagros vivos

Por Neyssa Calvo

ncalvo@aldia.co.cr

Cada día Irina Brenes agradece la bendición de escuchar que la llamen mamá.

Y es que a lo mejor a diferencia de muchas, valora aún más el tener en casa dos milagros: una gracias a la ciencia y el segundo como ella misma lo dice “porque Dios es grande”.

El nacimiento de su primogénito Esteban Kooper es recordado no sólo por ella y su esposo Alexander, sino también porque se convirtió en el primer niño que nació en el país mediante fertilización in vitro, el 14 de octubre de 1995.

Tratamiento que permite la unión de los óvulos con los espermatozoides en un laboratorio. Precisamente este mes el Poder Ejecutivo analizará un proyecto de ley que permitirá reactivar este procedimiento en reposo desde el 2000.

Irina no tenía más opción que esté método para hacer realidad su sueño de ser mamá, pues sufre una obstrucción muy severa en las trompas de falopio tras una peritonitis (inflamación de la membrana que cubre el abdomen).

“Era nuestra única opción así que decidimos hacerlo sabiendo que estaba en buenas manos médicas”, dijo Irina.

Su embarazo fue tratado de alto riesgo pero igual que todas tuvo achaques y antojos, como el de comer huevos con limón.

Pese a los cuidados fueron nueves meses de mucha felicidad y más aún cuando pudo tener a su bebé en brazos.

Esteban cumplirá 16 años en dos meses y según dice su madre es igual a su papá física e intelectualmente.

No olvida que el tema de la fecundación generó incertidumbre e ideas falsas entre los ticos, al punto de creer que su ahora adolescente comía o lloraba diferente a los otros pequeños de su edad.

¿Y cómo logra tener una hermanita? Increíble, pero cierto. Al año y cinco meses llegó Tamara a la familia Kooper Brenes para inyectarles felicidad, sorpresa y gratitud.

Una chica muy activa que según dice orgullosa su mamá se parece mucho a ella.

“Las probabilidades de que que se logrará la fecundación por la vía natural eran casi nulas, pero como dicen para Dios no hay obstáculos”, destacó el patriarca de la familia.

Agregó que sus dos hijos son sin duda una bendición y el recordatorio de que con ayuda de Dios y la medicina los sueños se pueden alcanzar.

Para Esteban el saber lo que sus padres apostaron por un método nuevo en el país contra viento y marea para poder abrazarlo lo llena de gratitud.

Al punto que mañana en el Día de las Madres encerrará todo lo que siente por la suya con un “Gracias, te amo”.