Deportes
Martes 7 de junio de 2011, San José, Costa Rica
Pasión por el deporte

Adiós Dallas... hola Charlotte

Antonio Alfaro

analfaro@aldia.co.cr

Atrás quedan Dallas (1.491 kilómetros atrás, para ser exactos), la calle donde asesinaron a J.F. Kennedy en 1963, la sede de los Mavericks, “el Mundo de Jerry” (como le llaman al majestuoso estadio de los Cowboys de Jerry Jones), el filet mignon de búfalo más rico que haya probado (y el único también), las tardes eternas o las noches soleadas, según se quiera ver (con las puestas de sol a las 8:30 p.m.).

Atrás queda un pedacito de Costa Rica, con todo aquel puñado de ticos, residentes en Estados Unidos, reunidos bajo tres toldos en las afueras del estadios, con la “Sele” como mejor pretexto.

Con una Imperial bien fría en la mano, un gallo de salchichón en la otra, una canción de “chiqui chiqui” sonando, el olor de unos trozos de carne ardiendo en la parrilla, de seguro vuelven a sentir que Costa Rica no quedó atrás, siete años, diez años, quince años después de la partida; sigue ahí, entre pecho y espalda.

Atrás queda la popular frase ¿dónde estabas cuando mataron a Kennedy? Todas las generaciones de entonces, en Estados Unidos, parecen saberlo. Yo estaba apenas en lista de espera, para nacer ocho años y dos meses después; sí puedo decirles, en cambio, dónde estaba cuando se desplomaron las Torres Gemelas, a punto de cumplirse diez años del atentado (después hablaremos de Nueva York, si la “Sele” sella el boleto).

Atrás queda la tienda de los Mavericks, donde las camisetas de Nowitzki, a $79,99 cada una (casi 40 mil colones), se irán como pan caliente si su equipo logra la remontada en la final de la NBA.

Atrás quedan las botellas vacías de cerveza, miles, en el Frankie´s, el bar donde por tres noches se han reunido fanáticos y seguidores ocasionales, han cruzado dedos, cerrado puños, levantado brazos con cada punto de su equipo o arrugado el rostro y expresado un sentido “ouch” ante uno que otro hundimiento de Lebron James.

Atrás queda el 5-0 de la “Sele” sobre Cuba, los dos goles de Ureña, el de Mora, el de Saborío, la joya de Campbell. Atrás queda esto y lo otro, pero quizás sea cierto aquello de que lo viajado se lleva puesto.