Deportes
Martes 8 de noviembre de 2011, Costa Rica
Pasión por el deporte

Opinión

Jugar al pelotazo

Julio Rodríguez

Periodista

Cada partido de futbol, sin importar su ubicación en la tabla de clasificación, es una fuente de enseñanzas, sean estas buenas o malas. Si malas, para rectificar, y si buenas, para avanzar.

Pareciera que en el futbol nacional de poco sirven los errores o los éxitos, pues siempre regresamos a lo mismo: la repetición de lo malo y el desperdicio de lo bueno. Así, el futbol costarricense, como totalidad, no avanza. En este sentido, los últimos meses han sido fatales no por el número de derrotas acumuladas, sino por los malos juegos exhibidos en cuanto a calidad. Pongo, por ejemplo, dos casos típicos: las derrotas ante Panamá, con la selección preolímpica, y el empate del C.S.Herediano frente al equipo limonense. En estos dos partidos, tanto el equipo nacional como el cuadro florense, incurrieron en los mismos errores o vicios. Lamentablemente pocos periodistas deportivos hicieron hincapié en ambas desviaciones.

Si, como se ha dicho hasta la saciedad, la movilidad inteligente y la coordinación son los dos ejes de un equipo de futbol, nuestra preselección, ya descalificada, y el C. S. Herediano, puntero del campeonato, hicieron caso omiso de estos dos principios. Y, así, la carencia de movilidad inteligente y la coordinación la suplieron con la estrategia de los pelotazos al área del rival, donde murieron todos los esfuerzos, en las manos de los porteros, una y otra vez, o en el despeje de los defensores, una y otra vez.

De este modo, delanteros o volantes que, en otros partidos, han dado pruebas de su capacidad, al ritmo de este futbol atolondrado no dieron la talla.

Llama la atención que, siendo tan evidentes estos errores, el cuerpo técnico no haya intervenido con energía y visión para variar el curso del equipo, maniatado por un adversario veloz y buen dominador del balón. En fin, la estrategia de los pelotazos desalienta a los jugadores, le arrebata la identidad al equipo y, más bien, fortalece al rival. Este estilo de juego antepone la improvisación y la emotividad a la inteligencia humana.