Nacionales
Domingo 20 de noviembre de 2011, Costa Rica

20-11-11

El evangelio de hoy

Álvaro Sáenz Zúñiga

Presbítero

asaenz@liturgo.org.

Jesucristo es Rey. Pero su reinado vendrá cuando haya justicia y paz en el mundo. Quien se oponga será excluido. El reinado empieza con un juicio en el que la pregunta de Caín: “Soy yo acaso el guardián de mi hermano” será respondida.

Si la primera venida de Jesús fue en sencillez, en el silencio de la noche y como forastero al que todos rechazan; su regreso será en gloria.

El poder le viene porque se entregó por nosotros. Todas las naciones serán reunidas ante Él, y separarán a buenos y malos, ocupando cada cual el puesto que le corresponde.

Y el Señor dice algo desconcierta: que siguió entre nosotros cuando pensábamos que estaba en el cielo. Y que estuvo hambriento, sediento, forastero, desnudo, enfermo y encarcelado, es decir, revestido de toda miseria que destruye la vida humana.

Qué maravilla. Quienes auxiliaron a los necesitados, escucharán de Jesús: “Vengan, benditos de mi Padre, y reciban en herencia el Reino que les fue preparado desde el comienzo del mundo”. Y cuando ellos pregunten “¿Cuándo hicimos tal cosa?”. Y él dirá: “cada vez que lo hicieron con el más pequeño de mis hermanos, lo hicieron conmigo”.

Quienes no ayudaron a nadie, oirán palabras duras: “Aléjense de mí, malditos; vayan al fuego eterno que fue preparado para el demonio y sus ángeles”. Ellos están seguros de que jamás vieron a Jesús con hambre, sed, sin cama, sin ropa, enfermos o en la cárcel. Pero es que esa es la clave: “Cada vez que no lo hicieron con el más pequeño de mis hermanos, tampoco lo hicieron conmigo”. El Señor está en el que sufre, en el despreciado, el que creemos inferior.

El trono de Jesús es, pues, el amor que hace brotar las virtudes esenciales de la fe cristiana. De su reinado solo participarán quienes hayan compartido lo que recibieron con los necesitados. La sabiduría del Reino de los Cielos es descubrir a Cristo en el hermano.