Domingo 5 de febrero de 2012, Costa Rica

El locutor asegura ser otro, pero todavía añora que sus hijos le vuelvan a hablar

“Pilo” busca el perdón

Isaac Lobo

ilobo@aldia.co.cr

Manuel Antonio “Pilo” Obando tiene el cariño de la mayoría de los costarricenses, hasta ocho personas han ofrecido donarle un riñón, pero todavía a él le hace falta tener el de sus hijos.

Listo para recibir un trasplante, el locutor más popular del país habló con Al Día de tiempos pasados y de la vida que lleva ahora, llena de Dios y de paz.

Confesó que cometió muchos errores y que sus malas decisiones hicieron que su familia se alejara de él, pero sabe que todavía puede aliviar las heridas.

¿Cómo está de salud?

Bien, aunque hace una semana me hicieron una operación en un dedo y me cortaron un pedacito.

¿Cómo está el asunto del trasplante de riñón?

Ya me lo pueden hacer, pues pasé todos los exámenes. Estoy a la espera de un donador que sea compatible. Mi sangre es O, así que puede ser negativo o positivo.

¿Ha conocido a sus verdaderos amigos?

Sí, claro. Realmente cuando uno está en estas situaciones se reportan los amigos. Muchos son amigos cuando uno está bien.

¿Siente el apoyo familiar?

De mi familia solo la de mi hijo mayor. Él ha estado en las buenas y en las malas, junto con su esposa Magally y mis dos nietos, Daniel y Jimena.

¿Y cómo se lleva con sus otros cinco hijos?

No hay relación.

¿Por qué no la hay?

Por la situación que sucedió hace años, al irme yo de la casa y el divorcio. Tengo un hijo que vive en Estados Unidos, no se nada de él, las demás son mujeres. Son situaciones que se dan en la vida, yo a ellos los quiero mucho, pero ellos a mí no.

¿Qué le falta por hacer?

Muchas cosas. Me encantaría tener una buena relación con mis hijos. Tener encuentros con ellos. También me encantaría viajar a Europa con mi actual señora.

¿De qué se se arrepiente?

De la forma que fui durante 62 años. Fue una vida totalmente perdida. Ahora me alegro de como soy, en estos últimos 10 años.

¿Hizo mucho loco en la vida?

Bastante loco. Tuve una vida de licor, de amigos que no eran amigos y de mujeres. Todo eso me llevó a perder todo lo mejor de mí.

¿Le echa la culpa a la fama?

Sí, pero a esa fama banal. En la que abundaban los falsos amigos. No me llevó a nada.

¿El dolor más grande que ha sentido?

Cuando dejé mi hogar y que mis hijos no concuerdan conmigo, excepto el mayor.

¿Los ha buscado?

Todavía no. Yo sé que el Señor me ayudará a buscar el momento.

¿Cuál es su idea de la felicidad perfecta?

La felicidad perfecta fue el haber conocido a Dios en los momentos más difíciles de mi vida. Ahora soy muy feliz.

¿Su mayor miedo?

Morir y no haber sido perdonado por mis hijos.

¿Le teme a la muerte?

No.

¿Ha sabido cuidar la plata?

No, fui un total derrochador. Antes era una persona que gastaba la plata en licor y mujeres. Tuve una tienda de deportes y un restaurante, pero no fui cuidadoso.

¿La alegría más grande?

Cuando nacieron mis hijos. Cuando Costa Rica clasificó a la segunda fase en Italia 90. Cuando Cartago ganó la final Concacaf ante el Atlante.

¿Su peor defecto?

Fue el creerme que era lo mejor que había y luego me di cuenta de que no. Fue el orgullo. Luego conocí una cosa mejor que ser millonario: la humildad.

¿Cuál es su estado ánimo más común?

Ahora la alegría. Yo la verdad aprendí a ser alegre, humilde y estar de acuerdo con el Señor. Querer el fútbol y verlo para amargarse no tiene razón de ser. El fútbol es alegría.

¿De quién heredó su humor?

De mi mamá Julieta Calderón, quien tiene 97 años. Siempre fue muy alegre y me enseñó a ser limpio y honrado.

¿Qué talento desearía tener?

Siempre me ha gustado cantar, pero hasta para cantar goles soy malo.

¿Cuáles son las palabras que más usa?

En este momentos “Jesús”. El “hijo de tal...” y el “güevón” pasaron a al historia, aunque a veces se me salen.

¿Cuál es su posesión más preciada?

Antes era el dinero. Ahora no, si lo tengo bien, sino bien.

¿Cuál es la cualidad que más le gusta de una mujer?

La sinceridad y la dedicación a uno como lo hace mi esposa Dyria Montes Carmona.

¿Cuál considera que ha sido su mayor logro?

El haber conocido al Señor.

¿Por qué la gente lo quiere tanto?

Porque aprendí el valor de la humildad.

Las 5 rapiditas

¿Cuál es el defecto que más odia en otros? “La hipocresía no la soporto, hay gente que por un un lado te alaban y te tiran para arriba y luego, por detrás te pegan el puñal al descaro”.

¿ “Gaviotas van, gaviotas vienen”? Nació en el “Puerto”, fui a hacer un programa sobre los carnavales y en la mañana el enlace no pegó. Unos amigos me invitaron a tomar licor. Por la tarde, la señal volvió y me pusieron a hacer un trabajo y dije eso.

¿Le han dado vuelta? ¡Claro! Me contaron que una mujer andaba con otro y tuve la buena suerte de que también la vi en el acto. Pero yo también he sido muy infiel, no lo digo con orgullo.

¿Alguien se ha enojado con usted a causa del fútbol? ¡Uuuh! Montones de personas, muchas veces. Desde jugadores, aficionados y dirigentes suman una buena cantidad. Lo bueno es que después se contentan.

¿Es buen bailarín? Sí, en mis buenos tiempos. No solo le sacaba brillo a la pista sino a las tenis. Me gusta todo tipo de música, sobre todo la tropical, boleros y la mexicana.