Nacionales
Domingo 12 de febrero de 2012, Costa Rica

Indígenas mantienen viva su cultura con tradicional fiesta

Los borucas no paran de hacer sus “diabluras”

Angie López Arias

angie.lopez@aldia.co.cr

Buenos Aires, Puntarenas.- En medio del temor, el barullo y la incertidumbre fraguan, rápidamente y en equipo, un plan para vencer a los conquistadores españoles.

Por nada del mundo los borucas van a permitir que aquellos que invaden el territorio arrebaten sus tierras, su cultura, su identidad. Juran defender lo que es suyo.

Se visten con sacos y hojas secas de los bananales y colocan en sus rostros máscaras con gestos de ira y rasgos diabólicos. Con estos, emprenden la batalla.

No se dejan vencer. Durante varios días son perseguidos por los españoles; luchan contra ellos a muerte. Casi son conquistados, pero resurgen y vencen. El triunfo hay que celebrarlo a lo grande y para eso preparan chicha (bebida fermentada de maíz) y comidas tradicionales. Con música y danza, inicia la fiesta.

Férrea tradición

Aunque la historia ocurrió hace cientos de años, esta se repite cada año en Rey Curré, Buenos Aires de Puntarenas. Y no es solo para festejar aquella victoria, sino también para preservar la cultura.

El juego, llamado “Fiesta de los Diablitos”, convoca a vecinos de la comunidad y a turistas nacionales y extranjeros, quienes se maravillan con la ancestral actividad.

“Esta es la tradición más importante de los borucas. Nos permite creer en nuestra cultura”, explicó Uriel Rojas, uno de los organizadores de la famosa festividad.

Esta celebración nació en Boruca, una reserva de Buenos Aires (son dos territorios que pertenecen a la misma cultura), pero se realiza en Rey Curré desde 1978.

Del 2 al 5 de febrero, adultos y jóvenes vestidos de “diablitos” –que simbolizan a indígenas – fueron guiados por “los mayores” para pelear contra el toro (representa a los españoles). El último día ocurrió “la tumbazón”; los diablitos revivieron y mataron al toro.

“Ahora seguimos una lucha, pero ya no con el español. Hay una necesidad de adecuar los programas de Gobierno al contexto indígena”, manifestó Rojas.

La chicha, los tamales y la música no pueden faltar; la tradición más arraigada en los borucas se convierte en festejo. Previo a la actividad, un “ejército” de mujeres preparó la comida y las bebidas en el centro de operaciones, llamado “La casa de los diablitos”.

Mientras, los artesanos alistaron las vestimentas y las máscaras por utilizar.

Identidad a medias

Esta es la tradición más fuerte que tienen los borucas junto con la elaboración de máscaras, que confeccionan artesanos adultos y jóvenes. Ellos han preservado este arte a lo largo del tiempo.

Otras ricas tradiciones de los indígenas borucas, como su propia lengua, se han perdido en el tiempo.

De los 450 habitantes, muy pocos la hablan. Los niños no la conocen mientras que los adultos la olvidaron.

La zona, rodeada por el río Grande de Térraba, conserva poco de lo autóctono de la etnia. Apenas algunos ranchos hechos de palma real se mantienen, aunque lucen en su cima antenas de televisión.

Contrastan con múltiples casas de cemento.

Durante la Fiesta de los Diablitos de Rey Curré, en el sitio donde se preparaban las comidas y bebidas se apreciaba música tradicional boruca. A pocos metros, en algunos bares sonaban, hasta el cansancio, canciones de reggaetón, cumbia y bachata.

A pesar de esto, los borucas de Rey Curré luchan por reforzar su cultura y mantener su identidad. Así ha sido durante siglos.