Nacionales
Domingo 19 de febrero de 2012, Costa Rica

Editorial

Tomen nota los iracundos

Los insultos, gritos y agresiones físicas que se sueltan en instantes de furia, ira, enojo y tristeza de una derrota tienen consecuencias. José Hernández, aficionado liguista, que lanzó contra el jugador saprissista Douglas Sequeira su reloj, lo alcanzó e hirió en la manzana de Adán, hoy lo sabe.

¿Aprendió la lección? Es prematuro para tener certeza, pero un tribunal de Alajuela por lo pronto le negó el ingreso a todo estadio donde se practique fútbol, deberá pagar ¢450 mil a la unidad de cuidados paliativos del Hospital Nacional de Niños y asistir a sesiones para el manejo de la ira.

Esta es la sentencia luego de que Sequeira aceptará su disculpa por su acción, de no haberse aceptado la conciliación entre las partes Hernández se hubiera expuesto a pasar de dos a seis meses en la cárcel por el delito de agresión con arma, según lo estipula el Código Penal.

El fútbol despierta pasiones que mal entendida y canalizada se traducen en drama para los jugadores del equipo contrario y también para los parientes de iracundos que no saben asimilar su frustración y la descargan en inocentes que nada tienen que ver con su debilidad mental.

Para nadie es un secreto que luego de las jornadas deportivas las cifras de agresión se elevan en el interior de los hogares o en vivo en los estadios por la incompetencia para aceptar resultados distintos a los esperados.

Del grito, silbada y palabra fuera de tono se pasa a las manos y a los golpes… malos ejemplos para quienes saben comportarse, quieren disfrutar del juego y llevan a sus hijos a los estadios.

Tanto machismo y matonería dónde terminan, pues pueden llevarlo directo a la cárcel por la incapacidad de respetar el triunfo ajeno.

Ejemplarizante resulta, entonces la rapidez judicial para sentar un precedente para quienes les gusta perder la cabeza, un instante de ira lo puede llevar hasta… matar.

Respeto, controlarse y pensar las cosas antes de decirlas o hacerlas puede evitarle meterse en problemas y enfrentar las consecuencias.

“Lo ví celebrar (el triunfo de Saprissa, 1-2), me llené de ira y lancé el reloj, pero no lo hice con el fin de causarle daño alguno. No obstante, le ofrezco mis disculpas por ello” reconoció este miércoles, Hernández.

Su actuación afecta al estadio Alejandro Morera Soto que también salió trasquilado con el cobro de una multa, aunque sin castigo a su casa, su directiva comunicó que como institución líder del fútbol nacional y siempre apegados a los lineamientos emanados por Unafut en cuando al tema del orden y la seguridad, se compromete a mejorar en todo lo que sea posible.

El clásico del domingo pasado dejó a seis jugadores castigados por participar en la bronca, según determinó el Tribunal Disciplinario de la Unafut, justo o no hay mucho que aprender.