Domingo 19 de febrero de 2012, Costa Rica

Hombre de ley

Mario Zamora

Patricia Recio

alba.recio@aldia.co.cr

De pequeño aplicado y líder innato, tan bien portado que sus únicas travesuras eran que le agarrara tarde por quedarse jugando fútbol a la hora del recreo.

No se podía esperar menos del hijo de una de las “niñas” de la escuela Rafael Meoño en Alajuela, donde inició su larga carrera el ministro de Seguridad Pública Mario Zamora.

Su sueño de niño era convertirse en piloto, como buen alajuelense acostumbrado a ver los aviones en el Juan Santamaría, pero todo cambió cuando en el colegio el gusanito por la política y las leyes empezó a picarlo y por eso no lo pensó dos veces cuando tuvo la oportunidad de ser un abogado.

Aunque en su actual puesto no le queda mucho tiempo, se confesó amante de las series policiacas y las películas sobre criminales.

Esa misma agenda apretada también le ha pasado factura, pues aseguró que desde que asumió el ministerio dejó de hacer ejercicio y ganó los ocho kilos que había logrado perder, pero según dice no le preocupa tanto porque si algo lo caracteriza es la disciplina que juega de aliada cuando de hacer dietas se trata.

En el mes del amor y la amistad se confesó romántico, pero muy tímido y aunque la celebración se le hace algo comercial un regalito para el 14 de febrero no está de más.

Liguista “porque no le queda de otra”, le molesta la inoperancia y su mayor temor a dejar cosas inconclusas.

Si algo hace que se sonroje o pase vergüenzas son los reconocimientos públicos, las felicitaciones y que lo tomen por sorpresa.

La única vez que lo asaltaron fue cuando estudiaba en la Universidad de Costa Rica, en esa ocasión le robaron un reloj.

Le gusta la música clásica, pero es muy salsero. Si Héctor Lavoe estuviera vivo este sin duda sería un concierto que por nada del mundo se perdería.

Aunque no tiene mucho tiempo para pasear hace poco descubrió el que considera el lugar más bello del país, se encuentra en la nueva “Ruta Soberanía” en el Caribe norte.

Su retiro ideal sería en una finca donde se puedan apreciar buenas distancias y con la inspiración para escribir un libro o novela policiaca.

Entre sus propósitos están la tesis del doctorado en Derecho Penal y concluir un curso sobre Ciencias de la Seguridad que dejó pendientes en España.