Deportes
Domingo 18 de marzo de 2012, Costa Rica
Pasión por el deporte

La zurda del 10

Un castigo que no debe existir

Bryan Ruiz

Futbolista

Esta semana se dio la exclusión de mi hermano Yendrick de la lista de un partido de Puntarenas, supongo que fue porque pidió tiempo para definir su futuro, luego de que otros equipos lo buscaran semanas atrás, mucho antes de que Puntarenas le presentara hasta el miércoles pasado una oferta para renovar.

Si fue esa la razón, porque no estaba lesionado y venía jugando, no veo estas cosas justas. Aprovecho lo que pasó con Yendrick para hacer un llamado, este tipo de presiones no deben de utilizarse en el fútbol.

Si fuera el caso de que un jugador tiene contrato por un lapso largo y lo rompe por gusto para irse a otro club, no defendería del futbolista ni criticaría al equipo por las decisiones que tome.

Pero los clubes deben entender que al igual que otro trabajador, los jugadores debemos analizar lo mejor para nuestras familias, somos trabajadores y como cualquier otra persona, se necesita un salario para vivir.

Le doy vuelta al tema ¿qué hace un jugador cuando un equipo le aplica la regla de pagar solamente hasta el día en que se jugó, es decir, si el equipo quedó eliminado antes de semifinales, o en otra ronda, hasta ese día paga? Bueno, durante los ocho o nueve meses del torneo tiene que ahorrar. Esa regla que aplican algunos clubes no debe ser.

En el fútbol es un deber ganar, igual que en cualquier relación empresa empleado. Pero a veces solo cuando el jugador quiere ganar se dice y no cuando nos toca perder como con incumplimientos de acuerdos por parte de los dirigentes, como me pasó cuando fui vendido de Alajuelense al Gent de Bélgica.

Tenía que recibir de la Liga un porcentaje de esa venta y no se quería cumplir el acuerdo. Al final se llevó el asunto a la parte legal y luego decidí aceptar un arreglo de renunciar al beneficio de la segunda venta que se llegara a dar, con tal de que se me diera lo que me tocaba del pase a Bélgica.

Algo muy importante es que estas diferencias no deben afectar la imagen del jugador, porque ni el equipo, ni la afición tienen la culpa, sino las decisiones administrativas.

Las cosas tienen que cambiar, el fútbol necesita al dirigente y al jugador, entonces lo principal es el respeto mutuo.