Domingo 18 de marzo de 2012, Costa Rica

Chef de “Sabores”

Rodrigo Villalta

Paulo Rodríguez

paulo.rodríguez @aldia.co.cr

Toda su vida se ha pasado admirando el arte en sus diferentes facetas: música, teatro y pintura, pero la cocina ha sido su herramienta para salir adelante y darse a conocer en el medio.

Más que por escogencia, Rodrigo Villalta, actual chef del programa “Sabores”, tuvo que aprender recetas y debió adentrarse en el mundo del arte culinario. Su oficio le llegó como una necesidad que tenía para ayudar a su familia económicamente.

Iniciar como pilero (misceláneo de cocina) en el Hotel Cariari, le dio la visión de que para obtener sus metas tenía que trabajar duro, cosa que no ha dejado de hacer en los últimos 13 años.

“El trabajo era una necesidad, para un joven de 17 años tener que sacrificar un viernes o sábado por la noche, es duro”, expresó Villalta.

Acostumbrado a luchar y buscar siempre la calidad, este oriundo de Coronado, tuvo que abrirse campo en un mercado laboral que en ese entonces no era tan fácil para los varones.

“En ese tiempo no estaba tan de moda que los hombres cocinaran. Fue después cuando se abrió el mercado para nosotros”, recordó.

Con el pasar del tiempo, le fue tomando el gusto a la cuchara hasta que decidió ingresar al Instituto Nacional de Aprendizaje (INA) para especializarse.

“El INA me ayudó a profesionalizarme, me impulsó en mi trabajo, hasta instructor de cocina fui”, manifestó.

Quitarse los estereotipos de que solo la mujer se metía a la cocina, fue parte de las burlas que tuvo que aguantar de sus amigos en sus primeros años.

“Era vacilón porque yo salía con mis amigos a tomar algo y por ahí uno decía: ‘mae a mí se me varó el camión’. Otro decía: ‘hoy acomodé tarimas’ y cuando me preguntaban a mí, yo respondía: ¡Ah mae hoy viera qué lavada de platos y de camarones me pegué”, contó sonriendo.

Estas bromas y el hecho de que en cierto momento, las propuestas de trabajo no salieran, lo hicieron estar a punto de colgar las cucharas.

“Al principio fue duro, casi lo dejo, pero tengo que agradecerle a mi madre que me habló y me dijo que no lo dejara, que tuviera paciencia”, dijo.

Música y cocina

Conocedor de que en tiempos modernos el conocimiento y la actualización en cualquier rama, deben de ir de la mano, Villalta acostumbra a combinar su amor por la música, con estudios en cocina.

Él prefiere llamarse “un investigador gastronómico”, ya que piensa que en lo que a cocina se refiere siempre hay que estar innovando.

“Ahora es muy fácil decirse chef, pero en realidad se trata de un jefe de cocina. Por eso prefiero definirme como un investigador gastronómico”, resaltó.

No todo en la vida de Villalta es mezclarse con recetas, cucharas y delantales.

También aprovecha sus ratos de ocio para ponerle sabor a la música.

“Desde pequeño siempre me ha picado el gusanillo de trabajar en el espectáculo, especialmente con la música que es una de mis debilidades”.

Gracias a la estabilidad que ha obtenido producto de su habilidad para preparar platillos, hoy con 30 años, ha logrado abrir su propio estudio de grabación que se llama “El Chante”, ubicado en su natal Coronado, en el centro comercial El Cruce.

“Lo que tenemos es un estudio de grabación y un sello musical “Real Sound Music”, en el que estamos promoviendo un par de bandas independientes y obviamente mi grupo que se llama, “Minerva”.

Romántico y detallista

En la vida de Rodrigo, aparte de su madre, Flor Alvarado y de su abuela Catalina Gamboa, hay una persona especial cuyo nombre prefirió no revelar, pero que le mantiene lleno el corazón de ingredientes esenciales en su vida: amor y comprensión.

“Ella es una persona que está completamente aparte del medio, y una de las cosas por las que estoy con ella, es porque no está con el chef, con el personaje de la televisión. Ha sido una persona importante en mi vida”, manifestó.

Encantado viaja a la Zona Sur para pasar un tiempo con su compañera sentimental y de paso, salir del ajetreo que se vive en la capital.

Recetas

Ser feliz

Buena cantidad de lealtad, una dosis de buena vibra, una gran cantidad de espiritualidad en la vida.

Buen postre

Una buena cantidad de dulces besos que no pueden faltar en la vida y que le puede hacer perderse.

Buen plato

Una buena pasta pomodoro no muy elaborada, con tomate fresco, la mejor albahaca, y queso parmesano.