Periodista
¿Quién es mejor, Lionel Messi, Diego Armando Maradona o Edson Arantes , Pelé?
Océanos de tinta y palabras han corrido para responder esa interrogante que obsesiona al mundo del fútbol. Para mí, es una pregunta sin respuesta convincente, inapelable y rotunda.
Simplemente, cada uno es el mejor en su época y momento., circunstancias que no son
comparables.
Cuando el brasileño arribó a las competiciones, el balompié era diferente en su idea y filosofía; era cuando dominaba la consigna de “la mejor defensa es una buena delantera” y los equipos parecían tornados en pos del arco rival. Se jugaba con cinco y seis artilleros, en planteamientos abiertos.
El Pelusa surgió cuando las tácticas y los resultados “presupuestados” se adueñaban de este deporte; cuando el negocio despuntaba y emergía como la gran corporación mundial. Ya no era fútbol por fútbol, sino un juego de números y cálculos. Los atacantes quedaban cada vez más solos y surgían los volantes creativos con llegada a gol y todo ese lenguaje que los fiebres conocen.
Messi apareció cuando el futbolista es un atleta profesional de alto rendimiento, sometido a análisis rigurosos de pases, goles, asistencias y demás parámetros. Los equipos practican una disciplina muy diferente a la que valía en la década de los 50, 60, 70, 80 y 90.
Por eso no son comparables, como no lo son el oro dorado y el oro blanco, como no se puede enfrentar a Leonardo Da Vinci y Steve Jobs (creador de Apple).
Los fanáticos de cada ídolo podrá argumentar que el gol de Pelé en el Mundial de Chile en 1962, que el gol de Maradona en México 1986, que el gol de Messi en el 2011 son los mejores; que la técnica y la pericia y así hasta los tiempos de la trompeta final.
Cada uno es un genio de su tiempo.
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