Sábado 2 de agosto, 2003. San José, Costa Rica.

Oficiales de la unidad especial de la Fuerza Pública descendían ayer de un helicóptero, para continuar la búsqueda del triple homicida en zona montañosa.

Intensa persecución

Mercedes AGÜERO, Enviada / Al Día

Puerto Escondido, Golfito.- En potreros, montañas, ríos y hasta el mar. Bajo el sol y la lluvia, unos 100 hombres participaron ayer en un intenso rastreo en los alrededores de Puerto Escondido y el Parque de Corcovado en busca de Carlos Corrales Chinchilla, a quien la Fuerza Pública y el OIJ atribuyen el asesinato de los jóvenes Francisco Mena y Steven Vargas y el niño Érick Solís, de 3 años y 11 meses.

Pese al esfuerzo, no fue posible dar con su paradero.

A esas labores que empezaron ayer a las 3 a.m., se unieron varios vecinos, quienes aún conmovidos con la tragedia se ofrecieron como vaquianos.

Además:

  • ¡Vivo o muerto!
  • La noche del jueves “dormimos un poquito más, pero ahora lo que queremos es encontrar a este hombre”, afirmó José Luis Corrales, uno de los vaquianos.

    Como parte de su deseo porque a la mayor brevedad se capture a Corrales, esta pequeña comunidad, pese a sus limitados recursos, le ha prestado todo el apoyo a las autoridades: alojamiento, comida y hasta transporte.

    Lucas Solano, administrador de uno de los dos teléfonos para servicio público en La Palma, donde el Ministerio de Seguridad tiene establecido su centro de operación, trata de colaborar dándole prioridad a las llamadas de los policías y los medios de comunicación. “Aquí todos estamos por un único fin y tenemos que ayudar de alguna forma”, le dice a la larga lista de personas que esperan su turno para hacer una llamada.

    Mientras tanto, los padres de Francisco, de 15 años, y Steven, quien cumpliría 16 años próximamente, ultimaban ayer detalles para el traslado de los cuerpos hasta este poblado.

    “Ya todo está arreglado, el transporte, las cajas, la ropa. Esté tranquila”, le manifestó Manuel Mena, padre de Francisco, a Patricia Vargas, madre de Steven. Los funerales se efectuarán hoy en la tarde.

    Ayer un grupo de vecinos decoró con globos y cintas amarillas y blancas, la pequeña hermita de Puerto Escondido. Allí se celebrará hoy, a las 12:00 m., el Día de la Virgen de Los Ángeles, patrona de esa comunidad.

    “Aquí también le daremos la despedida a nuestros muchachos. Este año será una celebración con dolor, pero no podemos dejar a la Virgencita”, aseveró Abel Fallas, tío de uno de los fallecidos.

    “Esta será una celebración muy diferente. Imagine, después de la tragedia”, comentó Elizabeth Quintero, vecina del lugar.

    Según se informó en la Casa Cural de Puerto Jiménez, dos sacerdotes visitaron ayer en horas de la tarde a las familias de los fallecidos con el propósito de darles apoyo.

    Descartan suicidio

    A eso de las 11:30 p.m. un grupo de unos 30 hombres rastreó una zona cercana al río Rincón, donde según algunos vecinos se escucharon dos disparos la noche del miércoles a eso de las 7 p.m. Las autoridades temían que Corrales se hubiera disparado luego de cometer el triple homicidio.

    Otra pista que los llevó hasta esa zona fue una cajetilla de cigarrillos Delta, (marca que fumaba Corrales) y materia fecal encontrada en el sitio. Luego de casi tres horas de infructuosa búsqueda, con la ayuda de perros especializados en el rastreo de personas, las autoridades descartaron la posibilidad de que el sospechoso se hubiera quitado la vida, al menos, en esa zona.

    “Ahora vamos a replantear la estrategia, pero de aquí no nos movemos hasta que ese hombre aparezca. Esa es la orden que tenemos”, manifestó el comisionado Raúl Quesada.

    En la búsqueda participaron ayer, además de los oficiales de la Fuerza Pública, miembros de la Policía Especial de Apoyo (PEA), Unidad de Intervención Especial de Apoyo, de la Unidad Canina, del Servicio de Guardacostas y guardaparques del Ministerio de Ambiente y Energía.

    Aunque en el pueblo trascendió que en la vivienda de Corrales se había encontrado una carta en la cual él advertía que se quitaría la vida, Quesada dijo no tener información al respecto.

    Las autoridades han distribuido en algunos comercios y autobuses fotocopias con la fotografía de Corrales, para que cualquier persona que lo vea dé aviso a la policía.

    Quesada también hizo un llamado a la comunidad, para que comuniquen a las autoridades cualquier detalle que conozcan y pueda servir como pista para encontrar al sospechoso.

    Por otra parte, ayer se aclaró que el verdadero nombre del niño de 3 años y 11 meses es Érick y no Kevin, como se informó en un principio.


    Las autoridades policiales penetraron a diversas zonas cercanas a Puerto Escondido, en la península de Osa, para intensificar la persecución.

    ¡Vivo o muerto!

    Mercedes AGÜERO, Enviada / Al Día

    Familiares de las víctimas y del sospechoso del crimen se unieron ayer para participar en la búsqueda de Carlos Corrales, a quien las autoridades policiales identifican como responsable del triple homicidio.

    José Luis Solís es tío de Erick, el niño asesinado, y hermano de Marcelo, herido en el abdomen. Mientras, José Luis Corrales es sobrino del fugitivo. Los dos quieren encontrar a Corrales al precio que sea.

    Las imágenes de la atrocidad cometida por Corrales no los deja un momento en paz. Caminan ansiosos. Quieren salir de esa pesadilla en un instante. “Lo queremos vivo o muerto, pero que aparezca. De lo contrario no tendremos paz en este lugar”.

    “Será mi tío, pero en este momento yo temo por la vida de mis hijos”, manifestó José Luis Corrales.

    Según dijo, él conocía los problemas de su tío con Marcelo, pero nunca escuchó que también los tuviera con los niños. Además, recordó que Carlos tiene dos hermanos con un carácter muy similar. “Son unos hombres muy solitarios y medio delicados. Por todo se enojan”, relató.

    Más dolido estaba aún José Luis Solís, quien no pudo contener el llanto al ver la foto de su sobrino. “Era un niño precioso, no sabemos por qué tuvieron que hacerle esto”, comentó.

    Solís empezó a buscar a Corrales el jueves. “Me fui sólo por esos potreros para ver si lo topaba. Si lo encuentro, quizás lo mato. No podría contenerme si logro encontrarlo”, aseveró.

    Los vecinos temen que Corrales esté escondido y regrese para cumplir con el resto de su venganza, si la policía se retira. El hombre buscó a dos jovencitos más el día del asesinato, pero no los encontró.

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