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Redondo y Mesén
José Meléndez
¡Qué barbaridad! El país se nos viene encima en hechos espantosos de crimen y violencia familiar, y al presidente de la Asamblea Legislativa, Mario Redondo, lo que le mantiene sumamente preocupado es el escándalo o la bulla que arman los diputados y que no le deja trabajar.
¡Qué barbaridad! El país observa con tristeza el pobre espectáculo de la Selección de Costa Rica en la Copa de Oro, y el portero Álvaro Mesén, quien no jugó un solo partido durante casi tres semanas y estuvo de paseo en Estados Unidos, en hoteles de lujo y sin preocuparse de nada, nos dice que está “cansado” del ajetreo en aeropuertos y que por eso le anotaron tres goles contra Estados Unidos.
A mí me da mucha pena ambas actitudes, porque reflejan un total divorcio de la realidad nacional. Al señor Mesén, le digo que se dé una vueltecita por las fábricas e industrias de este país y vea a los miles de hombres y mujeres que, a diario, sin paseítos con todo pago a Estados Unidos, luchan sin descanso y trabajan con fuerza por mantener a sus familias y no se andan quejando de pequeñeces. Son costarricenses que, además, están en el olvido, viven y sobreviven en silencio, sin posibilidad de un viaje ni siquiera a Puntarenas en autobús.
Al señor Redondo le digo que, por favor, entienda la importancia de su cargo y se preocupe por cosas importantes, para que demuestre que la silla que ocupa no le queda grande.
¿Qué pensará un obrero de una fábrica o un peón bananero, que trabaja desde la madrugada “volando” machete y pala y luego tiene que caminar cuatro o cinco kilómetros para llegar a su casa, cuando escucha a Mesén decir que está cansado de andar en avión y hacer trámites en aeropuertos o a Redondo quejarse de la bulla en plenario?
¿Qué dirán un albañil, un carpintero, un plomero o uno de esos trabajadores de Acueductos o del ICE, que usan motosierras o excavadoras, cuando ven el espectáculo deprimente en la Asamblea Legislativa y en la Selección Nacional, de diputados que no producen resultados y futbolistas cansados de pasear?
Señores, el que esté cansado o al que le duelan los oídos, que se vaya para su casa a reposar y a someterse a un voto de silencio, pero el país no está para cansancios ni pequeñeces. Se requiere un enorme esfuerzo para que, por ejemplo, los diputados entiendan que es hora de dejar de hacer bulla por cualquier cosa y ponerse en sintonía con las urgentes demandas del país. O para que los futbolistas nacionales se bajen de la nube de idolatría a la que, irresponsablemente, les hemos llevado los medios de comunicación.
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