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Alcahuetería electoral
Eduardo Castro
El Partido Unidad Social Cristiana (PUSC), mi partido, ha venido dando un pésimo ejemplo en los últimos días. Han trascendido situaciones nada claras con los aportes que recibió durante la más reciente campaña política.
Del enredo que se nos viene haciendo con millonarias sumas de dinero que llegaron, casi que por generación expontánea, a cuentas no conocidas de la tesorería paralela que manejó esas sumas, solo nos queda claro que dirigentes rojiazules utilizaron todo tipo de artilugios para contar con dinero a manos llenas para mantener la campaña.
Aunque el presidente Abel Pacheco ha venido bajando el perfil a la situación, lo cierto es que declaraciones de Rodolfo Montero, responsable de muchos de esos manejos, ponen al mandatario en mal predicado.
El Presidente aseguró desconocer la existencia de una cuenta corriente que a Montero se le habría “olvidado” reportar. Sin embargo, Montero, quien al final resulta, según asegura, no ser el responsable principal de los tan extraños –por tan escondidos– aportes, salió al paso a don Abel para asegurar que el hoy mandatario sí conocía de la cuenta “olvidada”.
No cabe duda de que en los próximos días y semanas con más capítulos presentados, esto, que podría denominarse la telenovela “El dinero cayó del Cielo”, se pondrá más al rojo aún.
Urge, entonces, que los diputados que están desenmarañando este tremendo enredo sigan adelante hasta llegar a la verdad.
Urge también que ese ente tan pasivo que es el Tribunal Supremo de Elecciones actúe. Que se deje de paños tibios, que golpee puertas en la Asamblea Legislativa, para que en la campaña electoral del 2006 los costarricenses no seamos sorprendidos con más cuentas “olvidadas” y otras triquiñuelas por el estilo.
Hablar de transparencia y de rendición de cuentas es muy sencillo, ¡pero qué difícil les resulta a algunos actuar con apego a lo que se pregona!
Es necesario que los manejos de fondos subterráneos sean tipificados como delito electoral sancionable con la más dura pena: la privación de libertad.
Estamos a las puertas de que dinero del narcotráfico o de otro tipo de actividades ilícitas ingrese a cuentas secretas o, tal vez, que en el futuro aparezcan como “olvidadas”, utilizadas para el gran derroche en que se ha convertido el uso de fondos para el financiamiento de la campaña electoral.
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