Jueves 21 de agosto, 2003. San José, Costa Rica.

Los policías del Comando de Upala encontraron esta tala efectuada por delincuentes menores de edad.

Devastación ambiental

Álvaro SÁNCHEZ CÓRDOBA / Al Día

Jomusa.- Cuatro jóvenes fueron detenidos el domingo anterior por talar, a punta de hacha, más de 50 árboles de ceiba, equivalentes a unas cuatro hectáreas de bosque virgen en el denominado Corredor Biológico, en la línea limítrofe con Nicaragua.

De esa manera, la policía comprobó que, poco a poco, finqueros y otras personas están destrozando una zona protegida.

Esa es la más grande tala que el Comando de Upala encuentra en esa zona protegida, reconoció Alexis Núñez, jefe del comando.

Pero no es la única, pues por mes la policía interpone ante el Ministerio del Ambiente y Energía (MINAE) hasta siete denuncias por tala, de las cuales, según Núñez, solo dos son atendidas.

“Ellos nos dicen que por falta de recursos no se pueden trasladar. Nosotros hacemos hasta donde podemos. Se requiere mano dura, pues prácticamente ya cortaron todo el bosque virgen que queda en esta zona”, dijo Núñez.

La plantación que cortaron los jóvenes, tres de ellos menores de edad, pertenecía a uno de los últimos grupos de ceiba, el cual se encuentra en extinción.

“Esto es una masacre: los detectamos por suerte, ya que andábamos patrullando. Y es que ellos se esconden bien y lo hacen con hacha para no hacer ruido. Aún quedaron unos árboles de pie cerca del río, pero el daño ya está hecho”, declaró Núñez.

La tala se produjo casi en la línea limítrofe con Nicaragua, en selva virgen.

Incalculable

Expertos de la Fuerza Pública indican que los daños son incalculables, ya que era la única especie que aún permanecía intacta.

Además, era guarida de una colonia de monos que ahora tendrán que buscar otro hábitat.

Ayer se intentó contactar a algún representante del Ministerio del Ambiente, pero no fue posible, ya que, según la policía, aún no se presentaban al sitio, luego de tres de interpuesta la denuncia.

Al parecer, los inspectores no habían vuelto a la zona por amenazas de muerte que recibieron por los explotadores de madera.

Uno de los jóvenes detenidos es de apellido Alemán y tiene 18 años. Los otros son menores de edad y fueron dejados en libertad.

El propietario de la finca, de nombre Teodoro, aseguró que no pretendían sacar la madera, pues lo que querían era limpiar el terreno para hacer un potrero.

Igual justificación dieron los jóvenes al momento de la detención.

Un equipo de El Norte/Al Día visitó la zona y pudo comprobar los graves daños ambientales causados.

El escenario es de numerosos árboles en el suelo y secos, mientras otros están a punto de caer. Hay aves sin nidos y monos sin hogar. La corta de estos árboles ocurrió en las márgenes del río Muerto, el cual es una de las principales fuentes de agua de Jomusa.

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