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abandono
El albergue de El Progreso de Puntarenas fue declarado inhabitable. Uno de sus residentes permanecía recientemente junto a su hogar.
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Ancianos sin alegría
Ronny SOTO, Correponsal / Al Día
Puntarenas - “Regazos de Alegría”, un albergue para adultos mayores en El Progreso de Puntarenas, fue declarado inhabitable por el ministerio de Salud y próximamente será clausurado y desalojado.
La determinación fue tomada por Salud tras varias visitas al lugar y determinar que las instalaciones no cuentan con las condiciones necesarias para que los adultos mayores vivan como se merecen.
La médico Betty Taya Mejía, Directora del Área Rectora de Barranca de Salud, informó que “después de la última evaluación, que se realizó el pasado primero de agosto, tomamos la decisión de clausurarlo”.
Taya insistió en que los residentes del albergue deberán ser reubicados por el Consejo Nacional de la Persona Adulta Mayor (CONAPAM) en un lugar digno. La funcionaria aseguró que esta entidad todavía no ha enviado respuesta alguna sobre la situación.
Taya relató que los adultos mayores viven en 12 pequeñas viviendas y que las condiciones del sitio y la falta de atención, impiden que el lugar sea considerado como un albergue.
Abandonados
El albergue está en una zona en la que se registra mucha delincuencia y drogadicció. Los adultos mayores viven en constante temor.
Carlos María Mata Matarrita, de 76 años de edad y quien tiene nueve de vivir en el albergue, se quejó del problema de drogadicción y comentó que solo en tres ocasiones se le ha ayudado con víveres.
“Solo un diciembre el IMAS me dio un cheque de aproximadamente ¢5.000, pero no nos cobran alquiler por vivir aquí y lo único que tenemos que pagar son los recibos de luz y agua, pero realmente me quiero ir de aquí”, dijo Mata. Ernesto Vargas Mena, de 85 años y quién tiene bastante tiempo de vivir allí, reconoció que nunca llega nadie para ayudarles.
“Nadie nos visita para ayudarnos, me han robado en dos ocasiones y ya este mes me robaron mi platita... Además, solo como pan y queso con café porque me cuesta mucho cocinar. He estado muy enfermo”.
En una casita aledaña a la de don Ernesto, vive una señora de 88 años que no quiso dar su nombre por miedo a ser desalojada del albergue. Comentó que ella recibe un cheque de ¢15.000 al mes y no le alcanza para nada, solo para medio comer, pagar luz y agua.
Otra residente relató que cuando llueve mucho, una zanja que pasa a un costado del albergue se llena de agua y se les inunda las casitas. ”Quisiera irme de aquí, aunque coma solo plátanos sancochados”, aseguró.
Por su parte, Juan José Andrade, Director Regional de la Fuerza Pública en Puntarenas, reconoció el problema de delincuencia y drogadicción que afecta a los vecinos de dicha comunidad. Pero explicó que la policía trabaja intensamente en esa zona, en un programa de seguridad comunitaria.
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