Sábado 23 de agosto, 2003. San José, Costa Rica.

Cuentas claras

José Meléndez

Costa Rica ha presenciado, en las últimas semanas, un indescriptible espectáculo sobre el financiamiento de la campaña electoral que culminó con el triunfo de don Abel Pacheco, en abril del 2002.

La situación es confusa y solo alguien que haya tenido la paciencia y el tiempo para seguir la trama, paso a paso, puede tener una visión clara y general del conflicto. En eso, los medios de información tenemos una enorme responsabilidad con el país, para desgranar la mazorca y mostrarles a los costarricenses la dimensión del comportamiento de una clase política que, a punta de cheques y cuentas en el exterior, llevó a Pacheco a la Presidencia.

El escenario nos muestra una gran cantidad de cheques por cifras millonarias en colones, que van y vienen como pan caliente. También observamos a dirigentes que dicen que, en la formalidad de un nombramiento, no fueron tesoreros del Partido Unidad Socialcristiana, pero que, en la práctica de la agitada campaña, sí actuaron como tesoreros del partido de gobierno.

Cuesta entender si el donante A visitó al receptor B para favorecer al político C con una suma en dólares, que había que recoger en el país D y transferir a otra cuenta en el banco E, pero que no había que reportar a la institución F y mantener lejos del conocimiento de los dirigentes G, porque puede surgir un escándalo en la entidad H...

El país exige cuentas claras y que los que se vieron involucrados en todo ese complicado entarimado financiero, nos expliquen por qué actuaron así, sin informar al Tribunal Supremo de Elecciones, tal como lo exige la ley.

Don Abel Pacheco debe enfrentar el tema, directo y sin evasivas, y despojarse del ya consabido y cansado “yo no sé nada”, o del “yo no estuve allí”.

El pueblo costarricense desea que se aclare, con todo detalle, esa especie de “cheque-gate” (mala y vieja costumbre de periodistas de ponerle “gate” a cualquier escándalo, como el Watergate norteamericano de hace 30 años).

Don Abel también ha dicho que la práctica utilizada en su campaña es vieja, que muchas campañas fueron financiadas mediante mecanismos similares, sin que se reportaran muchas donaciones al Tribunal. Con todo respeto, señor Presidente, eso no puede ser así: es como decir que, si las personas que me antecedieron en mi puesto hicieron cosas malas y nadie las castigó, pues entonces yo voy a seguir haciendo lo mismo.

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