Después de Austria
Marvin SOLANO
En la tierra de Mozart, Strauss y “El Danubio Azul”, Costa Rica jugó un fútbol gris.
Era una linda oportunidad para una buena presentación en Europa. La última vez que una representación nacional mayor jugó un partido interselecciones en el Viejo Continente fue en 1990. Sin embargo, con lo mostrado en Austria difícilmente consigamos un suspiro, una mirada o un piropo.
Durante el primer tiempo los “ticos” jugaron un fútbol lento con poca movilidad, inseguro y sin atrevimiento, mostrando problemas en el orden táctico típicos del fútbol nacional: uno. Cuando el rival nos presiona, nos quita espacio, nos dificulta y nos nubla las ideas.
De ejemplo el segundo gol austriaco: presión sobre Mauricio Solís en “campo costarricense”, zona donde es “prohibido” perder el balón. De ahí surgieron las consecuencias, remate a marco, desvío del portero, tiro de esquina, gol.
El otro problema se da cuando el equipo austriaco se queda atrás esperando y nos “regala” la mitad o más del terreno, formando un muro defensivo difícil de penetrar. En esta situación falta movilidad, el jugador con pelota carece de referentes y el equipo en general pareciera no conocer los “trillos ofensivos” más adecuados.
En el segundo tiempo, Costa Rica mejoró, tuvo un poco más de atrevimiento, incorporó más jugadores al ataque, se posesionó más del balón gracias a una mayor movilidad, pero sin llegar al gran nivel que a veces soñamos.
Y es que cuando soñamos se nos olvida cuál es el verdadero nivel de nuestro campeonato mayor, qué tipo de entrenamiento y trabajo se efectúa en nuestras ligas menores. ¿Cuántos nacionales destacan o han sobresalido en la élite del fútbol mundial?
Es cierto que no hubo suficiente descanso pero esto ya se conocía, también que faltaron algunos jugadores y que con ellos se podría mejorar ¿Pero cuánto? Lo que se debe revisar es si la selección está progresando o no.
¿Cuántas horas reales de trabajo le dan al señor Sampson para trabajar con el equipo?
Para muchos, una de las deficiencias de nuestro fútbol es no saber definir. Contra Austria se crearon tres opciones y ninguna se pudo concretar. Algunos dicen que es deficiencia técnica, falta preparación y posiblemente tengan razón. Pero a mí me recuerda tanto la forma en que actuamos los ticos en nuestra vida cotidiana. ¿O acaso somos grandes definidores?
Cuando tenemos que tomar decisiones oportunas, ¿no las retrasamos? Las enviamos por fuera o se la tiramos al portero.
|