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El jueves, Greivin Araya, de 20 años, nadó en las piscinas de APAMAR, en Zarcero, donde entrena de lunes a miércoles con la mira puesta en las Olimpíadas Especiales.
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Pasión en la sangre
Atletas superan discapacidad con disciplina y coraje
Neyssa M. CALVO ACHOY / Al Día
La fuerza se les nota en sus ojos y, en sus actitudes, queda claro que no le tienen miedo a la adversidad. Son gente de retos.
Para un grupo de 1.300 atletas costarricenses, las limitaciones físicas no les impiden practicar deportes, entrenar, sentir la adrenalina, tener pasión por la aventura, vivir...
Keylor Badilla, de 12 años, es uno de ellos. Gracias al ciclismo dejó atrás las crisis de asma crónica y adquirió más constancia y disciplina en la Escuela José Joaquín Salas Pérez, en San Ramón.
És el tan perseverante como José Monge, de 42 años, quien practica atletismo, Greivin Araya (20), nadador, o Marco Vinicio Campos (36), veloz en la pista de trote.
Todos tienen algún grado de discapacidad y se conocieron en la Asociación Deportiva para Personas con Retardo Mental-Olimpiadas Especiales, donde les enseñaron a prepararse para participar en competencias nacionales e, incluso, internacionales.
Leonardo Fernández, director ejecutivo de esa organización, espera que para el 2004 el número de deportistas aumente a 3.000. Para el 2005, desea incluir 2.000 más a la lista. (Ver nota aparte).
“Estamos conscientes que hay muchos más que podrían ingresar, y también sabemos que se necesitan recursos para atenderlos ... más voluntarios”.
Tan solo en los centros educativos del Ministerio de Educación Pública (MEP), este año se matricularon 8.000 estudiantes con discapacidad. La mayoría no está en el programa.
Perseverancia
Doña María Argentina Vega, de 74 años y madre de José, asegura que se entregó a su hijo desde que él nació, hace más de cuatro décadas.
En su mente mantiene vivos momentos difíciles, pero que le dejaron grandes lecciones. “Cuando ocupamos dinero, sacamos de donde no había para darle lo mejor a José. Tratamos de darle mucho amor y lo que estuvo a nuestro alcance para que creciera fuerte”.
Recuerda que, de pequeño, su hijo no caminaba y tenían que cargarlo al hombro para llevarlo a rehabilitación para estimular sus piernas.
A los tres meses de edad, José sufrió encefalitis y ello le provocó lesión en sus cuerdas vocales, ceguera y parálisis. “Dios, el tiempo y la buena voluntad de la gente lo han ayudado a superar su enfermedad. Dos milagros divinos le permitieron volver a ver, caminar y hoy aferrarse al deporte para sentirse bien y alcanzar sus metas”.
El pequeño Keylor Badilla encontró en el ciclismo la forma de alcanzar el éxito y mejorar su calidad de vida.
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Keylor también aprendió, desde niño, a luchar. Él es asmático, hiperactivo, padece de déficit atencional y tiene un leve retardo mental. Su madre, doña Lidiet Barrantes, dice que cuando él ingresó a las olimpiadas especiales –hace 3 años– las visitas al servicio de nebulización al Hospital Carlos Luis Valverde, en San Ramón, desaparecieron.
“Pasaba más tiempo en el hospital que en la casa. Keylor tenía cuadros bastante difíciles, pero cuando empezó con el deporte eso quedó atrás”.
Al pequeño siempre le interesó el ciclismo, y “cuando empezó a practicarlo más a menudo vimos su avance. Incluso ahora es mucho más comunicativo”.
Un informe reciente del aula integrada de la Escuela José Joaquín Salas Pérez, en San Ramón, informa que el menor “ha ido madurando poco a poco. Sus logros en el deporte y la disciplina que esto
conlleva le hacen actuar responsablemente”.
De igual forma, Greivin Araya Soto y Marco Vinicio Campos tienen registrados sus avances en la Asociación Pro Ayuda al Discapacitado (APAMAR) de Alfaro Ruíz.
Ambos ingresaron a las olimpiadas especiales nacionales el año pasado y desde entonces varias medallas han adornado sus cuellos en más de una competencia.
Cuando Greivin entra al agua es otro: su retardo mental leve y la inmovilidad en parte de su cuerpo quedan atrás. Recientemente fue contratado por APAMAR para darle mantenimiento a la piscina y él dice que no cambia para nada este trabajo. Reafirma que en el agua se siente libre.
Doña Faynier Soto también se siente muy orgullosa de su segundo hijo Iván, quien nació con parálisis cerebral profunda y despertó cierto interés por la natación. “Él cruza la piscina y para mí eso es una gran bendición. Siempre he dicho que soy muy afortunada por tener los hijos que tengo, y por eso debo trabajar duro por ellos”.
Esta mujer, oriunda de Zarcero, limpia casas para llevar el alimento a su familia y permitirles hacer lo que más les gusta: nadar.
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José Monge demostró su habilidad en el deporte. Su madre, María Argentina Vega, ha sido su amiga fiel en su lucha.
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Milagro divino
El testimonio de doña María Argentina Vega impresiona, pues reúne fe, dedicación, esperanza, resignación y gran amor hacia su hijo José Monge.
Él nació bien, dice ella. Sin embargo, a los tres meses, una encefalitis (inflamación en el cerebro causada por un virus) le produjo sordera y parálisis.
Doña María asegura que Dios es el motor que los impulsa a seguir adelante. Recuerda con gratitud el día que entró a una iglesia de Cartago –no precisa cuál– y pidió con gran devoción al Nazareno que le devolviera la vista a José, el menor de sus seis hijos.
“Le pedí con el corazón y ese día, a las tres de la tarde y mientras le limpiaba los ojos como siempre, vi que éstos tenían ‘una telita’ que se le cayó. A partir de ahí empezó a ver, aunque tenía que usar lentes especiales... Fue un milagro”.
Cuando José tenía 15 años, las súplicas de esta abnegada madre también fueron escuchadas. Dice que le prometió a San Martín pedir ropa casa por casa para los pobres. “Mi intención era que José caminara y fui oída”.
Al año, ya José andaba sin bastón y despertó su fascinación por el atletismo. Tuvo la oportunidad de estudiar en la escuela de sordos y otras instituciones públicas, donde aprendió a leer, escribir y a leer los labios.
Leonardo Fernández fue su entrenador, y asegura que después de ingresar –hace 4 años– a olimpiadas, Monge se volvió más seguro y menos dependiente de su familia.
Fernández recuerda que cuando José representó al país en las Olimpiadas en Dublín, Irlanda (21 al 29 de junio), demostró que puede ser responsable de sí mismo.
Participó en el lanzamiento de softball y el salto largo sin impulso y trajo a Costa Rica una medalla de oro y otra de plata.
Doña María está muy orgullosa de los logros de su hijo, y aconseja a las madres con personas especiales en casa “entregarse a ellos, darles mucho amor y tratar de entenderlos”.
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En la pista de carreras, Marco Vinicio Campos se siente libre y dispuesto a superar obstáculos.
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Un ser especial
Al nacer, un derrame cerebral afectó la parte derecha de su cerebro y limitó el desarrollo del lenguaje. Ello, sin embargo, no fue impedimento para que Marco Vinicio Campos se destacara en el deporte.
Trabaja en una lechería y asiste tres veces a la semana a la Asociación Pro Ayuda al Discapacitado (APAMAR), donde aprende a perfeccionar sus habilidades, entre ellas el atletismo.
Gabriela Solís, administradora de APAMAR, indica que Marco se entrena cada jueves y eso le valió para participar el año pasado en las Olimpiadas Nacionales.
Desde que se incorporó al grupo, hace un año, ha demostrado su deseo de superación, solidaridad y sencillez.
Pescadores
Hay talento, deseo de aprender y voluntad en cientos de personas con discapacidad. Por eso, la Asociación Deportiva para Personas con Retardo Mental-Olimpiadas Especiales, hace un llamado para atraer a los que aún no están en el programa.
En la actualidad, un total de 1.300 atletas, entre niños, jóvenes y adultos, están activos en olimpiadas especiales. Pero Adrián Hernández, su director deportivo, cuenta que a principios del año entrante se visitarán los 81 cantones del país para atraer a más deportistas.
Mientras se inicia la gira, los interesados pueden comunicarse a los números de teléfono 445-7219, 369-5006, 374-2413 o a la oficina central de la asociación al 226-8135.
Pueden participar aquellos que tienen algún tipo de retardo mental y más de 8 años. Por el momento, el programa se ofrece en Limón, Cartago, San Ramón, Liberia, Nicoya y Puntarenas.
Leonardo Fernández, director ejecutivo de la asociación, indicó que se reforzarán algunas de las sedes existentes y se abrirá pronto el programa en Heredia y San José.
“Nuestra meta es que todas las personas con retardo mental tengan una oportunidad para llegar a ser ciudadanos útiles y productivos, y sean aceptados y respetados en sus comunidades”, agregó Hernández.
El reclutamiento no solo es para las personas con discapacidad sino también para aquellos que deseen entrenar gratis a esa población.
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