Domingo 31 de agosto, 2003. San José, Costa Rica.

José Castelar Cairo, al centro, enrolló a mano el puro que le sirvió para obtener su segundo récord Guinness.

Gigante de tabaco

Cubano hizo puro de 14 metros e impuso una marca mundial

Ovidio MUÑOZ / Al Día

La Habana/ AP. El tabaquero cubano José Castelar Cairo, a quien sus amigos llaman “Cueto”, tiene en su poder el récord Guinness de haber torcido el puro más largo del mundo: uno de 14 metros.

El anuncio, hecho el jueves en La Habana, coincidió con el informe sobre una redada policial que ayudó a desmantelar una fábrica ilegal de cigarros para la exportación (o venta a turistas) en la cual trabajaban 30 personas.

“He sido tabaquero toda mi vida”, dijo Castelar, quien obtuvo su segundo certificado de la institución inglesa que coordina el célebre libro de récords.

Oficio de prestigio en la isla, el torcido de tabaco es el acto de confeccionar un puro a mano. Hombres y mujeres expertos eligen las mejores hojas para cada parte del aromoso y le van dando la forma.

“Nunca pensamos que los tabacos que hacíamos fueran para el Guinness, al comienzo se nos ocurrió como una forma de atraer turistas y en 1999 hicimos uno de 3 metros de largo”, dijo Castelar.

En el 2000 se tramitó la comprobación de un récord tras fabricar un puro de 11 metros, que le valió a Castelar el primer certificado.

Orgulloso

En noviembre pasado el torcedor hizo otro de 14 metros –se tardó 5 días–, al que Guinness consideró el más grande del mundo.

Castelar fabrica sus puros para La Triada, una tienda de cigarros ubicada en el histórico complejo Morro-Cabaña, el fuerte colonial que protegía a la ciudad de la incursión de enemigos y piratas.

Para el tabaquero la peor ofensa es la falsificación de puros, un mal que afecta a la economía cubana.

“Es una ofensa para todo tabaquero que ame su oficio, porque es muy lamentable que uno llegue a otro país y se encuentre con un habano que tenga cualquier cosa adentro o no arda”, indicó Castelar.

Un informe radiofónico del teniente coronel Angel Díaz reveló que en lo que va del año se desmontaron unas 100 fábricas ilegales de tabaco en esta capital.

Estos talleres hacen puros de mediocre calidad, pero les colocan etiquetas de marcas líderes y los distribuyen en sitios turísticos como si fueran originales.

“El último operativo, cuya fecha exacta no se especificó, acabó con un lugar en el cual trabajaban 30 personas y se confiscaron 3 casas, autos y motos, además de dinero en efectivo”, reveló Díaz.

Golpe a los ilegales

El funcionario informó sobre el desmantelamiento este año en la ciudad de La Habana de unas 427 fábricas ilegales productoras de todo tipo de mercancías, no sólo de tabacos.

“Se han tomado algunas medidas para detener estos ataques al habano como por ejemplo un sello nuevo que es difícil de falsificar”, comentó René Valdés, gerente de tienda La Triada.

Según Valdés, los daños ocasionados por el mercado clandestino ocasionan cuantiosos daños.

En las calles una caja de Espléndidos con 25 unidades cuesta $25 (¢10 mil), mientras que en la tienda se paga por ellos $300 (¢121 mil).

“El problema es que usted nunca sabrá lo que el habano tenga dentro, desde picadura hasta hojas de tabaco”, explicó Valdés.

Un buen comercio de venta de los puros cubanos puede facturar al año unos $3 millones (¢1.200 millones).

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