Lunes 1 de diciembre, 2003. San José, Costa Rica.



La embarcación Tropical Wind II fue remolcada hasta el Muelle de Moín, donde la custodian para ser revisada hoy por el OIJ. Róger AMORETTY / Al Día

Se agota la esperanza

Dos holandeses continúan desaparecidos en alta mar

Gilda GONZÁLEZ, enviada y Róger AMORETTY, corresponsal / Al Día

Limón. La esperanza por encontrar con vida a dos de los extranjeros que naufragaron el sábado en la Barra de Matina, se disipa conforme pasan las horas.

A pesar de la intensa búsqueda realizada ayer por mar y tierra, los guardacostas y cruzrojistas no hallaron ningún rastro de los holandeses Frank Gheervenn y Nicole Van Heel, de edades desconocidas.

“Es imposible que mi novia esté viva”, le dijo a Al Día Raymond De Uries, sin poder controlar el llanto. Al igual que él, Minor Ramírez, el capitán de guardacostas, indicó que “la situación está difícil porque el mar está bastante bravo y hay mucha llovizna que interrumpe la búsqueda. La correntada es grande”.

Además:

  • Pesadilla y angustia
  • “Un milagro de Dios”
  • Los holandeses no corrieron la misma suerte que otros cuatro europeos y el capitán de la embarcación Tropical Wind II, quienes fueron rescatados el sábado poco después del mediodía. La lancha en la que viajaban se volcó, aparentemente, por una cabeza de agua.

    Se trata de los holandeses Eva María Viola, de 24 años, y Raymond De Uries, de 28, así como las suizas Nofi Hindermanic, de 53 años, y Verena Unaus Egguer, de 61, y el capitán Carlos Luis Chavarría Esquivel.

    Mucho frío

    Cerca de 25 personas, de los distintos cuerpos de socorro, peinaron desde las 6:15 a.m. de ayer parte de la zona de Barra de Matina, donde la lancha se volcó. La búsqueda fue suspendida a las 5 p.m. sin ningún resultado positivo.

    Un equipo de Al Día acompañó a los rescatadores, por la mañana, en la embarcación “Cabo Blanco” de Seguridad Pública. El mal tiempo y el embravecido mar marcaron la pauta durante el recorrido.

    Por esta razón, las autoridades presumen que los extranjeros desaparecidos habrían sido arrastrados desde la Barra de Matina hacia Moín, al área del aeropuerto y Viscaya.

    “Yo perdí la esperanza de que estas personas salgan con vida. Es mucha el agua y demasiado frío, pero debemos esperar las 48 horas (se cumplen hoy al mediodía) para que, si fallecieron, los cuerpos puedan flotar. Lucharemos hasta lo último por sacarlos”, añadió el capitán Ramírez.

    El cruzrojista Luis Guzmán, quien participa de la búsqueda, comentó que “muchas veces hemos participado en esta clase de búsquedas y salimos triunfantes. Esperemos que pase lo mismo”.

    El capitán sobreviviente al naufragio, Carlos Luis Chavarría, dijo a Al Día tener la esperanza de que estén vivos y hayan podido apoyarse de algún tronco (nota aparte).

    Equipados

    En la búsqueda también participan las lanchas de Seguridad Pública “Escorpión” y “Puerto Moín”. Carlos Acosta, capitán de esta última embarcación, explicó que el recorrido de ayer era de 15 millas en alta mar y que los troncos y los palos obstaculizaron el operativo.

    Luis Badilla, capitán de la Base Naval de Limón, dijo ayer en la tarde que hoy reanudarán la búsqueda a primera hora.

    Las autoridades remolcaron ayer la embarcación naufragada Tropical WinD II, la cual permanece custodiada en el Muelle de Moín para investigación policial.

    Esa lancha era comandada por el capitán Chavarría desde hace 10 años y tenía capacidad para 12 personas. El motor tenía tres meses de uso.


    Los holandeses Raymond De Uries, de 28 años, y Eva María Viola, de 24, abandonaron el hospital Tony Facio a las 12:30 p.m. Las suizas Verena Unaus Egguer, de 61, y Nofi Hindermanic, de 53, lo hicieron a las 11:40 a.m. Fotos Róger AMORETTY / Al Día

    Pesadilla y angustia

    Róger AMORETTY, corresponsal y Gilda GONZÁLEZ, enviada / Al Día

    Limón. Los cuatro extranjeros que sobrevivieron al naufragio, abandonaron ayer, sanos y salvos, la sala de urgencias del hospital Tony Facio de esta provincia. Allí pasaron la primera noche después del fatal accidente.

    Los holandeses Eva María Viola, de 24 años, y Raymond De Uries, de 28, así como las suizas Nofi Hindermanic, de 53 años, y Verena Unaus Egguer, de 61, fueron dados de alta, después de permanecer cerca de 15 horas en observación.

    Las suizas partieron ayer para Alajuela, pero los holandeses están a la espera de noticias sobre sus respectivas parejas, desaparecidas desde el sábado.

    “Es imposible que mi novia esté viva”, dijo Raymond De Uries a Al Día, sin poder controlar el llanto.

    Desazón

    Las suizas abandonaron el centro médico a las 11:40 a.m., mientras que los holandeses lo hicieron a las 12:30 p.m. Las primeras, quienes no quisieron brindar declaraciones, fueron recogidas por la costarricense Yadira Jiménez.

    Verena Unaus Egguer

    “Vinieron de vacaciones hace cuatro semanas a un pequeño hotel en Alajuela. Ellas contrataron varios recorridos ecológicos, sobre todo en Limón. El de Tortuguero era el último viaje”, narró Jiménez poco antes de abordar un taxi, junto con las extranjeras, en las afueras del hospital. Según dijo, las suizas regresarán el jueves a su país natal.

    Mientras tanto, De Uries narró que su novia Nicole Van Heel y él llegaron de vacaciones a Costa Rica la semana trasanterior y permanecerían por tres semanas. El matrimonio vendría pronto. “Me siento bien de salud, pero no sé qué pasó con mi novia. No sé qué pasó”, fueron las pocas palabras que dijo.

    El novio de Eva María Viola también continúa desaparecido. Fue identificado por el OIJ como Frank Gheervenn. La joven, evidentemente angustiada, no quiso brindar declaraciones.

    El capitán de la embarcación Tropical Wind II, Carlos Luis Chavarría Esquivel, no acudió al hospital, sino hasta la noche del sábado, donde le hicieron unas placas a eso de las 11 p.m. Luego se regresó a su casa en un estado bastante alterado.

    Mucha agua
    Nofi Hindermanic

    El médico de Emergencias del Tony Facio, Verny Villarreal, explicó a este diario que todos los extranjeros presentaron el síndrome denominado “de casi ahogado”: todos ingirieron mucha agua a lo largo del tiempo que intentaron sobrevivir en alta mar.

    “Tragaron mucho líquido y esto les provoca cambios pulmonares. Lo que tratamos fue de descartar alguna dificultad respiratoria”, explicó Villarreal.

    Según dijo, a los jóvenes holandeses les aplicaron terapia antibiótica para evitar la posibilidad de alguna bronconeumonía.

    Una de las adultas suizas, el médico no supo especificar cuál, presentó un pequeño golpe en la cabeza.

    “Todos están bien, han caminado y pasaron la noche en buen estado. Por eso todos pueden salir”, dijo el médico poco antes de que los sobrevivientes abandonaran el hospital.


    “Tuvimos mucha suerte”. El capitán Carlos Luis Chavarría Esquivel insiste en que la suerte lo acompañó a él y a cuatro de los seis turistas, y por eso sobrevivieron al naufragio. Rafael PACHECO / Al Día

    “Un milagro de Dios”

    Gilda GONZÁLEZ, enviada / Al Día

    Limón. El destino lo ha puesto dos veces frente a una odisea en la Barra de Matina. Pero, esta vez, el capitán Carlos Luis Chavarría Esquivel ha visto de cerca la muerte.

    “Fue un milagro de Dios que esté con vida. Luché por sobrevivir, estuve a punto de morir ahogado y temí por la vida de los turistas. Dios me dio una oportunidad más para vivir, y ahora pienso en las dos personas desaparecidas. Es muy duro. Fueron olas de entre seis y siete metros”.

    Veinticuatro horas después del naufragio con seis extranjeros, Chavarría narró a Al Día la peor experiencia en sus 36 años de vida.

    Un poco más sereno que el sábado, y mucho más reflexivo, Chavarría relató a este diario las angustiantes escenas. Lo hizo a las 11:45 a.m. de ayer en la casa de su madre, en Villa del Mar de Limón.

    “En ese momento uno piensa: ‘¡Dios, ayudame!’. Me acordé de mi familia, de mi hija, de mi señora, de mi madre... Vivir esto es increíble, luchar y salvarse... solo puedo darle gracias a Dios.

    “Todo ocurrió en 3 o 4 minutos. No estaba lloviendo. Había una correntada llena de troncos y palos. Nunca me desesperé, pero los turistas sí, cuando se dieron cuenta de que ya no se podía hacer nada y la lancha iba inevitablemente hacia el mar (fueron arrastrados desde los canales de Tortuguero hasta el océano. El vuelco ocurrió en la Barra de Matina).

    Tres lanchas con guardacostas y cruzrojistas de Limón rastrearon ayer las zonas aledañas a la Barra de Matina, pero no encontraron a los desaparecidos.

    “Tuve que calmarlos y ordenarles que se pusieran el chaleco. Todos los tenían al lado. Acataron la orden. Por eso sobrevivimos.

    “Hay personas a las que no les gusta usar los chalecos. Entonces, lo que se hace es que cada uno lo lleve al lado. Había más salvavidas en la lancha, pues su capacidad es para 12 personas.

    “Veníamos bajando normalmente. El río estaba muy alto, con muchos troncos y mucha basura. Cuando nos aproximamos a la Barra de Matina, aparecieron las olas gigantes. Un tronco nos golpeó y comenzamos a hundirnos. Una basura se atascó en la hélice del motor y fue cuando nos hundimos por completo.

    “Se vino una ola gigantesca, nos sacó a todos de la lancha y ésta se dio vuelta. Hasta ahí vi a la gente. A mí, la ola me quitó el chaleco. Me hundí, casi me ahogo... Las olas eran enormes. Todo esto fue ya en el mar.

    “En la salida al mar, las olas nos sacaron a todos. Cada cual buscó cómo salvar su vida. Yo, sin salvavidas, encontré un tronco y me dejé llevar por la corriente.

    “Con la cinta del salvavidas que me había quedado en la mano, amarré otro tronco y me puse encima de ellos. Nunca volví a ver a los turistas...”.

    Paseo conocido

    “No pude hacer nada. Tengo una experiencia de 18 años navegando por los canales y conozco esto como la palma de la mano.

    “Como dos horas y media después, llegó la naval a rescatarme. Les hice señas. Cuando me rescataron, les dije que había que buscar a los otros porque yo sabía que estaban vivos, y encontramos a tres. La cuarta persona había salido por sus propios medios.

    “Hace dos años me pasó un accidente parecido, pero no quiero hablar de eso, ni recordarlo porque fue muy doloroso. Sé lo peligroso que es el mar, que en un naufragio hay que tener mucha suerte para sobrevivir. Tuvimos demasiada suerte. Vi cómo una ola le arrancó el chaleco a uno de los turistas. Quiso volver a sujetarlo y no pudo (no supo decir de quién se trataba).

    “Estoy considerando retirarme el próximo año, pues esto ya me ha ocurrido dos veces. Lo que no quiero es transportar turistas. Mi familia vale mucho y el trabajo es muy riesgoso. Son experiencias muy duras, muy fuertes. En ésta vi la muerte muy cerca.

    “Sobre los desaparecidos, pienso que, si el oleaje no les quitó el salvavidas, tienen que estar con vida, a no ser que algún tronco los haya golpeado. Es la esperanza que tengo”.

    | PORTADA | NACIONALES | SUCESOS | OPINIÓN | SOCIEDAD | OVACION | EL NORTE |
    | INTERNACIONALES | SERVICIOS | USTED OPINA | PURA VIDA | ESCRIBANOS |

    © 2003. Periódico Al Día. El contenido de aldia.co.cr no puede ser reproducido, transmitido ni distribuido total o parcialmente sin la autorización previa y por escrito del Periódico Al Día. Si usted necesita mayor información o brindar recomendaciones, escriba a webmaster@aldia.co.cr

    EDICIONES ANTERIORES