“Normalidad” patológica
Yolanda Hurtado Jiménez
Legitimamos patrones de conducta como “normales”, pero éstos evidencian una patología enfermiza de la sociedad.
Hoy como ayer, se aplaude a quienes, desde la plaza pública, venden mentiras como verdades, se instituye la violencia familiar y hasta se la “justifica” culpabilizando a las víctimas por “haber provocado” el acto de violencia.
Se promueve el consumo de sustancias tóxicas mediante sugestivos anuncios, y las grandes empresas de este país siempre tienen recursos para patrocinar la producción de programas vulgares que, en la pantalla de televisión, convierten la figura de la mujer en objeto mercantilista.
Las calles siguen siendo cementerios por los conductores temerarios, y pareciera que nadie quiere aprender la prudencia y el respeto a la vida humana. Se promueven las relaciones ligth, en las que la única preocupación es el control de la natalidad, pero sin ningún compromiso, y a eso le llaman “amor”.
Los jóvenes piensan que no es necesario estudiar, pues lo importante es tener dinero, pero sin esfuerzo ni formación previa. Se promueve el materialismo exagerado como punto de referencia para valorar a las personas. Seguimos contando con cifras estremecedoras, en que nuestros niños y niñas son objeto de la violencia sexual y del maltrato patrimonial.
La indiferencia es norma de vida, somos menos solidarios y la fe de muchos se ha quedado en los ritos. Se exalta el suceso en las noticias, y se ignora la grandeza de tantos hombres y mujeres anónimos, pues para “ganar cámaras” se necesita ser suceso.
Se debate exageradamente la cantidad del tiempo lectivo, pero no se quiere enfrentar el problema de la calidad en la enseñanza. Y se exalta la cultura extranjera, sus modas y comidas, en detrimento de las riquezas propias del ser costarricense.
¡Qué bueno sería obsequiarnos en esta Navidad el rescate auténtico de nuestros valores!
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