|
Al terminar la lectura del por tanto de la sentencia, los defensores se fundieron en un prolongado y cálido abrazo con sus clientes. Erick Córdoba / Al Día
|
Absueltos policías
Míldred MARÍN, corresponsal, Rodolfo MARTÍN, enviado / Al Día
Colaboró Carlos SALAZAR, corresponsal.
San Ramón, Alajuela.- El Tribunal de Juicio de esta jurisdicción absolvió ayer, por unanimidad, a cuatro agentes del OIJ y dos miembros de la Fuerza Pública de San Ramón que fueron procesados por el homicidio de Luis Ramírez Saavedra, un hombre de 21 años que murió la madrugada del 5 de octubre del 2001 en Bajo Tejares.
La decisión, amparada en el principio de indubio pro reo (duda en favor del reo), favoreció a los oficiales del OIJ Rónald Cubero, Wilfredo Rodríguez, Franklin Salazar y Pablo González y a los policías del Ministerio de Seguridad Pública, Alexis Porras y Carlos Zumbado.
La sala de juicio reunió mucho público, especialmente familiares, policías y empleados judiciales que irrumpieron en aplausos, abrazos y lágrimas de felicidad.
La viuda y dos hijas del occiso dejaron la sala. Lo hicieron molestas y llorando porque, en su criterio, el Tribunal no aclaró el caso y tampoco hizo justicia.
El juez superior, Luis Víquez, quien presidió, reconoció posteriormente que efectivamente hubo una persona fallecida, que murió debido a un balazo por la espalda y que éste fue de contacto.
Sin embargo, aclaró que durante el debate no pudo conocerse cómo ocurrió el hecho y bajo qué circunstancias.
Esa madrugada los agentes cumplían una tarea de vigilancia de casas donde, supuestamente, se vendía drogas.
Estando ocultos, Ramírez los vio y aunque no sabía nada del operativo ni estaba relacionado con el asunto de las drogas, se produjo una confusión, hubo un altercado y se escuchó un disparo.
Además de la figura del homicidio, la fiscalíatambién acusó por los delitos de falsedad ideológico y favorecimiento real porque, supuestamente, los policías alteraron la escena del crimen.
Argumento de fondo
Víquez fue vehemente al advertir que la investigación del Ministerio Público, con el apoyo del OIJ, perdió la transparencia necesaria y que esta deficiencia se proyectó, de alguna manera, en una pérdida de credibilidad de las declaraciones de los testigos, la cual también se trasladó “a una pérdida de credibilidad en el valor probatorio”.
A criterio del Tribunal hubo una clara violación al principio de objetividad que debe favorecer cualquier investigación.
La irregular actuación de los investigadores o de la Fiscalía incidió en que el Tribunal, de un momento a otro, se quedara sin prueba testimonial o indiciaria para acreditar el cargo del homicidio.
Hubo anomalías como que el OIJ entrevistara a testigos, diligencia exclusiva para el fiscal, según el tribunal.
Esto obligó a eliminar de la acusación todas las referencias conseguidas a raíz de ello.
El principal testigo de la fiscalía fue desautorizado no sólo por sus variadas y confusas declaraciones, sino porque, incluso, hay dudas si estuvo o no en el sitio.
Además, los jueces cuestionaron que, si en el sitio hubo seis policías con sus respectivos revólveres, cómo fue posible que solo uno hubiese sido decomisado sin que al resto le practicaran las pruebas correspondiente.
Igualmente, advirtió el por qué al principal al sospechoso nunca se le hizo la prueba de la parafina.Tampoco apareció el proyectil para hacer la comparación usual.
Los jueces criticaron la cadena de custodia porla irregularidad que se detectó en el decomiso de una jácket que, al principio presentaba una característica y pocas horas después exhibía otras.
Y En relación CON los otros cargos, Éstos ya no podían ser atribuidos porque el Ministerio Público violó el principio de imputación al no individualizar, por ejemplo, la actuación de cada uno de los imputados.
Voces de descargo
Los policías, al escuchar el anuncio de la absolutoria buscaron al que tenían más cerca para abrazarse.
Y casi de manera simultánea, buscaron a sus defensores para congratularse también con ellos.
Luego, dirigieron sus miradas hacia la sala de juicio para encontrarse con sus familiares, compañeros de trabajo y amigos para, igualmente, compartir con ellos su felicidad.
Sin embargo, las palabras llegaron luego. A continuación, un estracto de sus reacciones.
Wilfredo Rodríguez (Oficial del OIJ): “Hoy le doy gracias a Dios y a mi familia por todo el apoyo que me dieron durante todos estos meses. Una vez más, los tribunales costarricenses son escenario de la justicia que debe imperar en un sistema democrático como el nuestro”.
Franklin Salazar (oficial del OIJ): “Al final, y tras muchos meses de duda y dolor para nuestras familias y nosotros mismos, lo que aquí hoy quedó evidenciado es que lo que hubo fue una persecución policial”
Alexis Porras (Miembro de la Fuerza Pública de San Ramón): “Creo que esto ha sido un largo camino. Un indescriptible calvario para nosotros y nuestras familias. El daño moral es irreparable.Ahora no me queda más que seguir adelante con mi vida, tratar de recuperar el tiempo perdido y acabar con esta pesadilla de una vez por todas”.
Carlos Zumbado (Miembro de la Fuerza Pública de San Ramón) : “Al principio, me sentí mal porque este es un oficio que defiendo a muerte. Una vez más queda probado que la justicia en Costa Rica es lenta pero justa. Ahora, lo único que queda es continuar hacia adelante”.
Pablo González (exagente del OIJ): “Creo que se hizo justicia. El Tribunal acertó. Nos culparon de algo que nunca pasó. Creo que este fue un juicio justo. Ahora, lo único que resta es pedirle a Dios por la familia de Luis Ramírez (el fallecido) para que los ilumine y les de fuerza para seguir adelante”.
Rónald Cubero (Oficial del OIJ): “Esto ha sido muy duro para mi familia, el resto de los involucrados y mi persona. Estoy muy emocionado con este final, como lo estaría cualquier ser humano. Yo soy del criterio de que esto no termina aquí, sino que debe investigarse hasta llegar a la verdad de los hechos”.
|