Perspectivas
Ovidio Muñoz
Por favor, cuídese
No nos conocemos. Nunca nos hemos visto, pero quiero pedirle, por favor, que se cuide en este fin de año. La fiesta es inacabable, ¡ni me diga!; por eso es necesaria una prudencia doble.
Nadie en su familia desea comenzar el año sin usted. Lo desean de regreso –de la playa, la montaña o donde sea– el 4 de enero.
Y esperan verlo sano, sin un solo rasguño, listo para una jornada nueva, apasionante.
No soy de sermonear, sólo trato de pensar en sus parientes, los que quedaron en casa. Por ellos, por lo que usted más quiera, no se mate.
Haga caso a las advertencias, no las subestime. Si toma, no maneje; si maneja, no tome y use el cinturón. Donde esté, ande con cuidado. El mar es traicionero, respételo, no juegue, no haga loco.
Si no toma, recuerde a los que sí, o sea, redoble los cuidados. Trate de mantener la calma cuando alguien ponga a prueba su paciencia.
Las calles son para llegar a su destino, no pistas de carreras donde todo puede terminar en un instante.
Si viaja solo, piense en quienes ama; si viaja acompañado, valore a los que lleva al lado, no los exponga, son su tesoro, ¿verdad?, entonces cuídelos.
Vaya, disfrute, pásela bien, pero regrese con vida. No se convierta en un número más de las estadísticas del Tránsito, trate a toda costa de preservar su vida.
Celebre, ¡hágalo!, pero no vaya a los excesos. Las consecuencias podrían ser negativas.
Porque de seguro habrá sonrisas esperándolo en casa cuando vuelva de la playa, la montaña o donde sea. Quienes lo quieren lo quieren ver entero, bronceado, sin estrés, y listo para los retos de un recién nacido 2004.
Respete las señales, que para eso se hicieron, no para molestarlo ni retrasar su viaje.
Usted no me conoce, nunca nos hemos visto, a mí no me haga caso, no deseo sermonearlo, pero por un instante piense en los suyos.
Donde esté, sea prudente. Quiérase, quiera, cuídese.
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