Sábado 27 de diciembre, 2003. San José, Costa Rica.



 

COMENTARIO

Armando Chinchilla Arias
Reflexión de un policía

Soy policía y lo digo con orgullo.

Realizo mi trabajo todos los días con honestidad, entrega y, muchas veces, con sacrificio, convencido del importante papel que juego en esta sociedad necesitada de trabajo tenaz, disciplina y cosas buenas.

Hay gente que nos mira como a máquinas de trabajo que no se cansan, olvidando que, al igual que todos los ciudadanos, somos personas sensibles (también lloramos y reímos) con necesidades, carencias y virtudes.

El policía debe sacrificar, muchas veces, el tiempo que dedicaría a su familia, a fin de cumplir con el deber, incluso en situaciones de alto riesgo.

Por eso, duele mucho escuchar críticas injustas porque el policía no llegó en el tiempo que se esperaba, sin tomar en cuenta que pudo estar en otra emergencia.

También hay quejas porque liberaron al delincuente detenido con grandes esfuerzos y riesgos, sin considerar que la situación jurídica de los sospechosos es determinada por una autoridad judicial (un juez penal), y no por la policía administrativa.

Deseamos responder a las necesidades de todos cuantos nos necesiten, pero en ocasiones es difícil lograrlo, y eso, lamentablemente, no es siempre entendido por la gente que, con toda razón, pide más y mejor desempeño de las autoridades.

Es importante que el ciudadano entienda que nuestra labor es muy cansada, a veces agotadora, tanto física como emocionalmente, y no siempre hay tiempo para recuperarse.

Pero, pese a todo eso, realizamos grandes esfuerzos para combatir la delincuencia, sin importar el cansancio ni las horas sin sueño.

Los ciudadanos deben conocer todo este tipo de situaciones que a diario enfrentamos, para que valoren, de manera diferente, el sacrificio que realizamos en beneficio de más de cuatro millones de habitantes, sin importar religiones, color, preferencias políticas, deportivas o sexuales.

Creo que nosotros, los que estamos en un contacto más próximo con el ciudadano, necesitamos más apoyo y motivación para poder servir mejor a la sociedad.

Sé que cada día son más los que se nos unen para luchar por la misma causa con esfuerzo, entrega y honradez. Trabajando en equipo, lo lograremos.

Con la ayuda de Dios, de quien viene toda autoridad, nuestra misión y visión podrán coronarse con el cetro de la victoria y la satisfacción del deber cumplido.

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