Lunes 29 de diciembre, 2003. San José, Costa Rica.



 

Perspectivas

Mónica Umaña
365 regalos

Un año de altos y bajos, sustos y alegrías, besos y buenos momentos. Un año de lluvia y sequía, de alguno que otro mal momento, de premios y bendiciones, de ventiscas amenazantes y abrigos acogedores.

Espero que en el 2003 a usted le haya ido tan bien como a mí. Y, si tiene algún lunar, ojalá que no sea del tamaño de los de la gestión de don Abel Pacheco, según él mismo reconoció, quien de paso asombró a medio Costa Rica cuando le dijo hace unos días a La Nación: “Me limito al crucigrama, Mafalda, Olafo, y ojeo las fotos, nada más”.

No puedo imaginarme al señor Presidente resolviendo un crucigrama, no por falta de capacidad –por favor, no me malinterprete, don Abel–, sino porque, como usted bien lo manifestó, manejar un país no es fácil.

Si cumple con lo que dice, el Mandatario debe de estar buscando las caricaturas de Nano y el “Pura Vida”, en lugar de leer mis 412 palabras.

Pero, mejor, volvamos al recuento del año.

Un compañero lo señaló en esta misma columna: “Sigo sin tener suegra, ni chiva, ni yegua blanca...”. Cruzo los dedos para que aparezcan una buena suegra, la chiva y la yegua, pero se las dejo a otros, pues no estoy interesada. Y es que esta canción empezó a sonar en las emisoras hace días, y a recordarnos que ya estamos en la cuenta regresiva.

Ojalá que, cuando hice mención de las lluvias y sequías, usted haya puesto las barbas en remojo. No me refería al mal clima que azotó Limón o La Pampa guanacasteca, sino a la sequía del alma, que es mucho peor. Esas sequías que se pueden combatir con una dosis de positivismo y fe.

Y me refería a las inundaciones de buenos momentos, dignos de guardar en un baúl cerca del corazón.

Sobre las ventiscas amenazantes, prefiero no dar detalles. Usted tendrá sus propios problemas como para que yo le agobie con los míos. Eso sí, ya sabe, para atrás... ni para coger impulso.

Prefiero hacer recuento de los abrigos acogedores. Esos ángeles que, cuando estuvimos al borde de la histeria, nos hicieron respirar profundo, tomar un segundo aire y continuar caminando. Agradezca eso siempre, son personas muy valiosas.

Las 365 páginas del calendario están llenas de regalos, sorpresas y bendiciones. El detalle está en verlas a tiempo.

El mío fue un año de altos y bajos, sustos y alegrías, besos y buenos momentos.

¿Y el suyo?

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