Arrancó la Copa
RAMÓN LUIS MÉNDEZ
Arbitralmente, el trabajo en la Copa de Oro no es nada diferente a lo que vemos en nuestro campeonato y reafirma lo que escribí en la columna anterior.
La gran diferencia, que sí se nota a la distancia, es la preparación física de los árbitros: es excelente y ni que decir de la ubicación.
En cuanto a los defectos que observamos en nuestro campeonato, también los vemos allá.
Por ejemplo, el árbitro Rodolfo Sibrián, de El Salvador, en el juego México-Brasil, abusa del dialogo, se excede y anda tocando a los jugadores, palmoteándolos y dándoles explicaciones.
Eso quita personalidad, el árbitro debe limitarse a sancionar, sin tener tanto dialogo.
Y no interpretó como devolución una jugada del defensor a su guardameta. No lo sancionó. Asimismo no amonestó a un jugador mexicano que evidentemente sujetó a un brasileño. Su trabajo no fue malo, pero debe tener mayor personalidad.
Felipe Ramos Rizo, árbitro mexicano que pitó USA - Salvador, es el que más me ha llamado la atención: ágil, rápido en sus decisiones y sin temor.
En el juego de nuestra selección, el réferi trinitario Richard Piper dejó de sancionar dos claros penaltis, uno que le cometieron a Leonardo González y una clara mano de un defensor canadiense.
En el encuentro Colombia - Jamaica, el estadounidense Karvin Stott arbitró bien.
Sólo cometió un error, al no sancionar una barrida de un defensor cafetero contra un caribeño, dentro del área. Y como errar es de humanos, también los árbitros lo hacen.
En fin, esperemos a que caliente este torneo, para darnos cuenta del verdadero nivel de arbitraje en esta Copa.
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