Martes 15 de julio, 2003. San José, Costa Rica.

El 21 de mayo del 2002, Compay hizo de las suyas en un festival suizo. Ayer se informó que sus restos serán sepultados en Santiago de Cuba, donde pasó su niñez.

Adiós, maestro

Solo la muerte silenció a Compay Segundo, el trovador más viejo del planeta

Ovidio MUÑOZ y agencias AP y AFP / Al Día

La Habana/AP y AFP. El trovador más viejo y famoso del mundo dijo adiós. Compay Segundo, el padre de “Chan chan” (De Alto Cedro voy para Marcané. Llego a Cueto, voy para Mayarí...), una de las canciones más populares de Cuba, falleció el domingo a los 95 años.

Se despidió en La Habana, la ciudad donde había grabado, en 1996, el disco Buena Vista Social Club, que lo hizo resucitar en el campo artístico.

Hace años confesó que vivía de los aplausos y que no abandonaría los escenarios. “Todavía estoy fuerte. Solo dejaré de cantar cuando esté en la tumba”. Y así lo hizo.

Además:

  • Óigalo bien
  • Así hablaba
  • Compay en la web
  • Su partida enluta la música latinoamericana. En Costa Rica, Yorgis Goiricelaya, pianista del grupo cubano Chocolate, dice que “fue uno de los intérpretes más importantes que ha tenido la evolución de la música cubana. Es una leyenda, la base de la música actual de mi país”.

    Ya enfermo, el viernes de la semana anterior, Compay fue a un concierto en su honor en el Hotel Nacional de la capital cubana.

    La causa de la muerte –según un informe médico– fue un fallo renal. “Su estado de salud sufría un deterioro sucesivo en los últimos meses debido al desajuste metabólico agudo con insuficiencia renal, que desencadenó un cuadro severo, que al impedir eliminar desechos tóxicos fue contaminando su sangre”, añade el reporte.

    “Solo dejaré de cantar cuando esté en la tumba”, había dicho el músico en una entrevista, en 1998.
    Segundo, el primero

    Al nacer lo llamaron Máximo Francisco Repilado Muñoz, pero el mundo lo conocería como Compay. ¿De dónde viene el sobrenombre? Lo recibió cuando tenía unos 40 años y tocaba como segunda voz en el grupo Los Compadres, palabra que los cubanos han convertido en “compay”.

    “Se hizo famoso por hacer las segundas voces. Pocas personas en Cuba tenían esa virtud, ése era su sello”, añade Goiricelaya.

    El jazzista Chucho Valdés comenta que “no solo fue un gran innovador musical. También descolló como uno de los grandes músicos populares de todas las épocas”.

    Compay, amante incondicional de los tabacos, llevó la música de su país al mundo entero. En 1998 obtuvo un premio Grammy como parte del Buena Vista Social Club, grupo en el cual compartió con otros talentosos músicos cubanos.

    La película, basada en las grabaciones del disco y dirigida por el alemán Wim Wenders, recibió elogios en el mundo entero.

    Con sus éxitos, puso a bailar a miles, desde La Habana hasta París, y provocó el resurgimiento de un género musical que había quedado en el olvido, incluso en su país natal.

    Nació en Siboney (cerca de Santiago de Cuba). A los 14 años tocaba el clarinete en la orquesta municipal santiaguera. “Cada concierto”, dijo en una entrevista de 1998, “tenía que empezar con un vals y varios danzones. Era la época del romanticismo”.

    Su gran aporte

    Compay inventó la guitarra de siete cuerdas, llamada armónica, que lleva dos cuerdas afines en la sección media para interpretar armonías mejor.

    A fines de la década de 1950, formó el grupo Compay Segundo y sus Muchachos para una gira a República Dominicana.

    Luego de la revolución –en 1959– siguió tocando, aunque su empleo regular era enrollar puros en una fábrica. Algunos expertos musicales de la isla, informó una revista local, ni siquiera sabían que estaba vivo.

    En la década de 1980, cuando tenía 70 años y trabajaba en el Hotel Habana, fue escuchado por un turista español que lo invitó a tocar en su país. Fue un éxito y realizó varias grabaciones ahí. En el futuro, el disco Buena Vista y el documental de Wenders se encargarían de convertirlo en una figura universal.

    El cuerpo del artista estuvo hasta ayer en la capital cubana, desde donde fue trasladado a la ciudad de Santiago de Cuba, 900 km al este de La Habana, para ser homenajeado.

    En vida, recibió en su país las máximas distinciones que concede el Estado a quienes se destacan por su actividad cultural.

    Considerado en Cuba como el artista que devolvió al son a un lugar de privilegio entre la música bailable del Caribe, se transformó en un símbolo de “cubanía” y sus canciones se escuchaban en gran parte de los actos oficiales.

    Su figura se reconocía con facilidad bajo un sombrero Panamá blanco, que nunca dejaba de usar, y que ofreció varias veces en subastas para recaudar fondos para causas benéficas. El año pasado, un empresario español pagó $16.000 (¢6,4 millones) por uno de ellos.

    Ayer, uno de esos sombreros descansaba, entre flores, sobre el ataúd cubierto con la bandera cubana. El compadre del son se había marchado.


    Óigalo bien

    La música de Compay Segundo puede ser encontrada en tiendas nacionales.

    Modern Music.

    Plaza Real Cariari, Alajuela.

    Buena Vista Social Club ¢7.950

    En guaguancó ¢7.950

    Grandes éxitos ¢7.500

    Calle salud ¢7.950

    A toda Cuba ¢7.700

    Chanchullo ¢7.500

    Buena Social Club (dvd, documental) ¢8.250

    Discoteca Rodolfo Herrera

    San José. De antigua soda Palace 75 metros al norte.

    Yo vengo aquí ¢4.270

    Lo mejor de la vida ¢4.270

    Laser Us. Novacentro, local 67.

    Buena Vista Social (disco compacto) ¢7.750

    Buena Vista Social Club (dvd) ¢7.250

    Vértigo. Multiplaza, Santa Ana.

    Las flores de la vida

    Son del monte

    La trova cubana: Compay Segundo.

    Buena Vista Social Club (en compacto y dvd).

    Los precios oscilan entre ¢6.000 y ¢7.000.


    Así hablaba

    “Yo nací en Oriente, en un pueblo que se llama Siboney, al pie de El Caney, donde las frutas son como flores, llenas de aroma y saturadas de miel”.

    “¿Quién me iba a decir que a mí, Compay Segundo, que hasta el papa Juan Pablo II me iba a recibir en el Vaticano?”.

    “Saltamos de las montañas a la fama, recorrimos medio mundo, nos paramos en los escenarios más exigentes y príncipes nos invitan a sus grandiosas fiestas... Pero te digo que yo sigo siendo sencillo, como si estuviera empezando”.


    Compay en la web

    http://news.bbc.co.uk/hi/spanish/misc/newsid_3065000/3065709.stm

    http://www.elmundo.es/elmundo/2003/07/14/cultura/1058175975.html

    http://www.cnnenespanol.com/2003/escena/07/14/compay.reut/index.html

    http://www.elespectador.com/vida_estilos/nota1.htm

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