Martes 15 de julio, 2003. San José, Costa Rica.

Como hermanos, Randy, Tito, Paco y Miky aseguran que Costa Rica los ha tratado como su segunda casa. Ellos posaron para Al Día en el San José Palacio.

La ley del monte

Molotov dice que ha tenido problemas para ingresar a Estados Unidos

Isaac LOBO / Al Día

Su manía de “chingar los planes chingones” les ha traído problemas, desde la censura a sus canciones hasta tener que dar miles de explicaciones cuando ingresan a Estados Unidos.

Pero a los miembros del grupo Molotov éso no les molesta, pues son “los feos y malos, amigos del bueno”, como lo explican en su canción “Here we kum”.

Decir que están locos no es nada nuevo, pero que se pongan a hablar de sus inquietudes de forma seria, eso sí lo es. “Yo hice la canción ‘Frijolero’ porque estoy harto de que mi esposa y mi hijo, que son mexicanos, tengan que ser interrogados cada vez que ingresan a Estados Unidos”, comenta Randy, el estadounidense del conjunto.

Ellos conversaron con Al Día el sábado en el Hotel San José Palacio y le enviaron un mensaje a la señora incómoda que les sigue los pasos: La Censura. “¡Nos vale madre!”.

“Hay cosas que nos molesta. Como latinoamericanos estamos cansados de la corrupción del gobierno, no solo el mexicano, sino de los políticos en general. No criticamos por criticar, nada más nos gusta poner incómoda a la gente”, asegura Paco Ayala, baterista de la banda.

Sus honores

Para los miembros de este cuarteto, la vida les ha traído muchos privilegios y satisfacciones. Al consultarles cuál ha sido el mejor premio en su carrera, no dudaron en responder: “Una revista nombró al disco ‘Apocalypshit’ como el peor nombre que se le pueda poner a un álbum. Fue un honor para nosotros”, asegura Randy.

Para Paco, lo mejor de todo es tener ese gran poder de convocatoria. “Nos falta mucho por hacer, acabamos de sacar al mercado ‘Dance and dense denso’ y ya estamos pensando en el siguiente. Pensamos que tenemos mucho que dar”, asegura.

Para ellos, lo más fácil sería agarrarse de la censura para hacerse famosos. “La idea es no ser controversiales, por serlo. Decimos las cosas que nos molestan, nada más, no lo hacemos por un detalle comercial”, comenta Tito.

Ellos esperan que sus seguidores compren sus disco, “hasta los más fresitas”, pero que nos los copien. “Con vender copias y comprarlas, nos hacemos daño todos”, aseguran en coro.

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