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Fallecido
Los hermanos de Gerardo Moya Solís, de 49 años, lo visitaron estos días para llevárselo de finca Bambuzal, pero se negó tras insistir en que ganarían el pleito.
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Esperaba más terreno
Rosbill ARGÜELLO, corresponsal y Gilda GONZÁLEZ, enviada / Al Día
Gerardo Moya Solís, de 46 años, murió ayer de dos disparos en el tórax creyendo en que esas tierras, en la finca Bambuzal, le pertenecían y que pronto recibiría más terreno para seguir sembrándolas.
Su hermana, Marielos Moya, dijo a Al Día que desde hace varios años Gerardo llegó a ese sector de Sarapiquí para buscar una mejor vida.
“Se vino con el deseo de tener un terrenito propio. Le prometieron que iban a ganar la pelea de esas tierras, que aguantaran hasta el final contra la policía... Varios de los hermanos vinimos a llevarlo en estos días, pero no quiso. Nos dijo que como tenía cinco hectáreas de terreno le iban a dar dos y media más”, relató Marielos en la clínica de Río Frío donde esperaban poder ver el cuerpo de su hermano.
Moya falleció en el enfrentamiento con la policía, ayer por la mañana.
Otros precaristas dijeron que esa muerte la iban a cobrar y que harán lo que sea contra la policía para que no los saquen.
Entre el bambuzal, uno de los usurpadores con su rostro tapado, dijo a Al Día: “Era nuestro hermano y un trabajador campesino que no debió morir por sembrar la tierra. Se habla de democracia, pero por defender a una compañía (Standar Fruit Company, dueña del terreno) matan a trabajadores. Sacaron el arma y lo mataron como un perro, en el momento en que él alzó las manos para rendirse”, dijo.
“Se rindió porque estaba acorralado, pero siempre lo mataron”, añadió otro de los precaristas que cargaba piedras y machetes para enfrentar a los oficiales.
Según informó el Ministerio de Seguridad Moya contaba con expediente en el archivo policial donde se reseñan acciones delictivas entre 1977 y 1982 especialmente robo, hurto y sospechas de acciones vinculadas a drogas.
En 1979 se fugó del Tribunal Superior de Limón, según ese informe.
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