Lunes 21 de julio, 2003. San José, Costa Rica.

Otro frente Las tropas estadounidenses se ven ahora obligadas a defenderse en un nuevo frente: el descontento popular chiíta.

Confusión en Iraq

Bruselas/AP y AFP. Zumba una granada propalada desde un cohete. El traqueteo de una ametralladora irrumpe en la noche. Dolor y muerte vienen de un enemigo que puede estar al acecho detrás de cada pared.

Los soldados estadounidenses en Iraq enfrentan una guerra de guerrillas, de acuerdo con su comandante, el general John Abizaid. Es un término que no se menciona en voz demasiado alta en las fuerzas militares que apenas se recuperan de la derrota en Vietnam.

Para los estadounidenses que recuerdan el conflicto, guerra de guerrillas significa ganar todas las batallas más importantes, pero perder la guerra.

En los más recientes ataques, que a diario se producen en Iraq, ayer murieron dos soldados norteamericanos y a un empleado de un organismo de socorro de las Naciones Unidas.

Por si fuera poco, atascadas desde hace dos meses y medio en los bastiones sunitas del centro de Iraq, las tropas estadounidenses se ven ahora obligadas a defenderse en un nuevo frente, el del descontento popular chiíta en Bagdad y en el sur del país.

Ayer, miles de seguidores de un clérigo chiíta se congregaron frente al cuartel general norteamericano en Najaf para exigir que los soldados abandonen la ciudad, al mismo tiempo que se mofaban del nuevo Consejo de Gobierno iraquí.

¿En un año?

Quizá debido a tantas presiones, Estados Unidos anunció ayer la elaboración de un calendario para la transición política en Iraq, donde se prevé que los iraquíes dispondrán de una nueva Constitución en un término de entre seis y ocho meses, y de un gobierno soberano de aquí a un año. El administrador civil estadounidense en Iraq, Paul Bremer, afirmó en Washington que “si los iraquíes pueden redactar una Constitución en seis u ocho meses, y si ello pueda ser seguido rápidamente de elecciones, es posible que tengamos efectivamente un gobierno soberano en un año”.

Es la primera vez que Estados Unidos evoca tan claramente plazos precisos para transferir la soberanía política en Iraq. Pero el propio Bremer también dijo que los estadounidenses deberán prepararse para una estancia prolongada en Iraq.

Las áreas de las guerrilla iraquí parecieran estar en el denominado Triángulo Sunita, al norte de Bagdad, en donde Saddam Hussein gozaba de un fuerte respaldo.

Aunque ninguno de los países vecinos de Irak apoya a los insurgentes iraquíes, los fieles de Saddam están ganando respaldo de los árabes que quieren expulsar a los norteamericanos de sus tierras. El Consejo de Seguridad se reúne mañana para analizar la situación en Iraq, cuatro meses después del comienzo de las hostilidades y mientras Estados Unidos deja entrever que podría solicitar ayuda ante la ONU.

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