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El médico Arturo Sánchez, del Hospital de Golfito, explicó ayer, a las 3:30 p.m., la forma en que Kembly Jiménez tenía el arpón incrustado en su cara. Lo observan el acusado Solano (derecha) y su defensor, Juan Carlos Arce. Abelardo FONSECA / Al Día
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“Pido perdón por lo que hice”
Gilda GONZÁLEZ / Al Día
Golfito. Con sus manos entrelazadas sin control y tras hacer público su nerviosismo al sentarse en el estrado, un hombre de apellido Solano, acusado por el homicidio de su compañera Kembly Vanesa Jiménez León, de 21 años, pidió perdón, ayer, por haberla matado la noche del 12 de febrero anterior, en esta localidad.
“Pido perdón por lo que hice. Estoy arrepentido. Le pido perdón a la familia de ella porque no puedo remediar nada. No tengo psicólogo y debo salir adelante. Quedo en sus manos señores jueces, la quise y la quiero, pero no la puedo revivir”.
Con la voz entrecortada, Solano habló por primera vez sobre el homicidio de su compañera y narró a los jueces cómo, el día del crimen, tomó licor desde la mañana hasta que llegó la noche cuando, con una arbaleta (para pescar) y un arpón en mano, llegó a buscar a la víctima al restaurante La Chila, frente al Depósito Libre, donde ella laboraba como cajera, y le disparó en la cara.
La joven llegó consciente al Hospital de Golfito, pero pocas horas después murió.
“Es muy difícil para mí levantarme en las mañanas y saber que está enterrada, porque la sigo queriendo. He hecho números para saber cómo pasó esto y no sé. Estaba demasiado tomado y no me di cuenta. Tal vez presión… no sé”, relató Solano, quien desde el propio día de los hechos permanece en prisión. Según su testimonio, discutía mucho con Kembly y ésta no le permitía ver a la hija de ambos, quien en el momento del asesinato tenía 8 meses. Por esta razón se sentía deprimido al punto de hacer lo que hizo, según afirmó.
“Lo único que recuerdo es el grito que ella dio. Yo salí corriendo del restaurante, cogí mi bicicleta y me fui a la casa de un familiar”, recordó.
El cirujano, Arturo Sánchez, del Hospital de Golfito, rindió declaración también ayer y narró las primeras atenciones que le dio a Kembly minutos después de ser herida con el arpón.
“El arpón se le introdujo debajo del ojo y le perforó el cerebro. La muchacha llegó consciente y orientada. Tenía visión solo del ojo izquierdo. Me dijo que quien la había herido era su pareja Óscar Solano, quien la amenazó varias veces con matarla con el arpón. El arpón tenía mucha bacteria y se le movía mucho. No tenía ninguna probabilidad de vida”, dijo el médico.
La cantinera del bar La Piragua, donde Solano estuvo todo el día antes de los hechos, confirmó ayer ante el Tribunal que el acusado tomó mucho licor ese 12 de febrero.
“Estuvo llorando y decía que la mujer no lo dejaba ver a la niña y le tenía una pensión muy alta”.
El fiscal, Érick Martínez, pretende en su interrogatorio probar que se trata de homicidio calificado (de 20 a 30 años de carcel). La defensa insiste en que es homicidio simple (de 12 a 18 años).
Para hoy se espera sea dictada sentencia.
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