Lunes 24 de noviembre, 2003. San José, Costa Rica.



La chayotera de Mr. Zoellick

José Luis Vega Carballo

¿Por qué relacionar los chayotes con Mr. Robert Zoellick, el superministro comercial de los Estados Unidos a cargo de negociar TLCs en varias partes del mundo?

Porque, últimamente, se ve a Mr. Zoellick anunciar TLCs bilaterales de marca norteamericana por todo lado, tantos como chayotes produce una frondosa mata de Paraíso de Cartago.

Y detrás van dócilmente promoviéndolos los embajadores comerciales de las banana republics centroamericanas y de otras partes del mundo. Ahí se distinguen Panamá, Bolivia, Perú, Colombia, Ecuador y República Dominicana, que acaban de pactar TLCs bilaterales en Miami con Estados Unidos.

Hay al menos tres razones para explicar este delirio de Mr. Zoellick.

Primero, la febril producción comenzó cuando Mr. Bush logró que se aprobara en el Congreso norteamericano la “vía rápida” para negociar TLCs; pero, luego de la singular proeza, le dijo a Mr. Zoellick: “Ahora sí, vaya ahí afuera y tráigame todos los TLCs que promete”.

Segundo, la mata de TLCs bilaterales se disparó todavía más cuando, en Cancún, los Estados Unidos sufrieron tropiezos con las negociaciones multilaterales de la Organización Mundial del Comercio (OMC), y cuando algo semejante le sucede en el Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA) ante fuertes obstáculos provenientes del eje Brasil-Argentina.

Y tercero, Mr. Zoellick cree que la suma de TLCs bilaterales equivale al todo, o sea, a un gran pastel de chayote cocinado en la OMC o el ALCA. Esto es creer erróneamente que la suma de excelentes jugadores garantiza un excelente equipo de fútbol, o que, si un equipo es excelente, cada jugador también lo es. Cualquier entrenador evita engañarse con tales falacias de la combinación y la composición.

Pero lo más grave es que esta proliferación desenfrenada de TLCs bilaterales, entre un Estados Unidos muy agresivo y naciones con economías débiles y estados blandos, pone a éstos en desventaja frente a los poderosos negociadores del equipo de Mr. Zoellick, cuya rudeza conocemos bien en nuestro país.

Además, la chayotera tiene impactos negativos para el conjunto de la economía mundial, como una extrema fragmentación de los mercados, y el llamado efecto del “plato de espagueti” o, traducido al criollo, del “arroz con mango”, según el cual las relaciones comerciales se enredarán, haciéndose inmanejables y perjudicando la aplicación de normas básicas librecambistas.

Otro efecto será debilitar las instancias multilaterales, pues gobiernos como el nuestro, al lograr concesiones en vía bilateral con Estados Unidos, pierden luego interés en acuerdos más amplios dentro de la OMC o el ALCA.

No hay duda, entonces, de que la serie de TLCs, tipo chayote, provoca un gran desorden económico mundial, sumado al geopolítico, como bien lo afirma el expresidente Zedillo de México.

Y, como si hubieran jugado al aprendiz de brujo, muchos gurúes del librecambio como Mr. Zoellick saldrán finalmente perjudicados, e igual les sucederá a quienes se suban al carrusel de su agresivo bilateralismo.

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