|
Fátima Vanegas, de 21 años, sostiene a su hijo Lenín Alexánder, de 3, a un lado de la puerta de su casa, en el barrio El Recreo, de Managua, mientras relata su lucha por el sostenimiento económico de su hogar. Fotos José MELÉNDEZ / Al Día
|
“Esto está palmado”
José MELÉNDEZ, enviado / Al Día
Managua - Sofocada por las carencias
cotidianas, a Fátima Vanegas, de 21 años,
poco le importa saber que Nicaragua registra, desde
el 2001, una baja en el ritmo de devaluación
sin que se dispare la inflación y que gran parte
de la deuda externa será condonada.
Con sus ingresos mensuales, que oscilan entre $60 y $100 que gana como operaria en una empresa maquiladora de las afueras de Managua, debe mantener a su hijo-Lenin Alexánder, de 3 años-, mientras que su esposo-Yader Pérez, de 25 y ayudante de albañil-aporta “solo un poco” a la economía familiar.
“La situación económica está muy mala, porque los salarios son bajos y en la fábrica hay poco trabajo y nos pagan por producción”, relata, mientras cuida a su hijo a un lado del pequeño rancho en el que viven, en el barrio El Recreo, de esta capital. “Ese dinero no alcanza para comidas, gastos y los pasajes para ir yo a mi trabajo”, lamenta.
Al otro lado de la ciudad, Luis Bernabé Hernández, de 27 años, sufre también una historia de angustia socioeconómica: sin empleo formal desde hace varios años, ahora labora como “limpia-botas” en los alrededores de un supermercado de la rotonda de El Güegüence y “apenas me gano” el equivalente de $3 diarios o unos 50 córdobas.
“Ahorita esto está palmado. Aquí no se mira que esto esté bien”, explica Luis, mientras un compañero de oficio le grita y sugiere: “¡Deciles que te den trabajo!”.
Sentado a la silla que utiliza como limpiabotas, en las afueras de un supermercado de la rotonda de El Güegüence, en Managua, Luis Bernabé Hernández, de 27 años, dice que no puede mantener a su esposa y su hija, con ingresos de tres dólares diarios.
|
“No me alcanza para nada”, recalca con desconsuelo, al advertir que su esposa, con la que tiene una hija y reside en el barrio Acahualinca, de esta capital, tampoco tiene trabajo.
Y al igual que Fátima y Luis Bernabé, más de 4,5 millones de nicaragüenses (80 por ciento de la población) viven por debajo de la línea de pobreza con ingresos de uno o dos dólares al día.
Cálculos de la embajada de Estados Unidos en esta nación indican que de 5,5 millones de habitantes, sólo 800 mil han superado esa línea de miseria.
Escenario social
Centenares de vendedores informales de infinidad de artículos--desde perros, gatos y tortugas hasta alfombras para carros, artesanías, bolsas de agua, estuches de teléfonos celulares, macetas, matas, hamacas o imágenes religiosas--atiborran esquinas e intersecciones de Managua, en una estampa que se repite también en San José, México o Lima.
Ellos son una fuerza social que, según el Banco Interamericano de Desarrollo, confirma que el 10 por ciento del sector más rico de Nicaragua tiene 3.000 por ciento más ingresos que el 10 por ciento de la población más pobre.
El salario real promedio nacional ha sido de 1.507 córdobas (unos $97) al mes en el 2003, pero en octubre de este año el costo de la canasta básica ascendió a 2.235 córdobas (unos $145) en Managua y a 946.32 córdobas ($61) en zonas rurales, según el Banco Central de este país.
Asimismo, de 1 millón 900 mil nicaragüenses que integran la población económicamente activa, más de 203 mil (10.7%) están desempleados y un número similar está subempleado, de acuerdo con datos del Banco.
Y en este escenario, Fátima y Luis Bernabé son solo dos de los millones de rostros de la marginación social nicaragüense a los que con uno o dos dólares al día, “no alcanza” para subsistir.
“Nueva era”
Aunque crece la producción de Nicaragua, tampoco provoca una fuerte reactivación para generar empleos y abatir otros males de la economía criolla. De 1995 al 2002, el promedio de incremento del Producto Interno Bruto fue de 4,3 por ciento, pero el ritmo se redujo desde 2000, cuando fue del 4,2 por ciento, llegando apenas al 1 por ciento el año anterior.
La expectativa es que la producción crezca entre 2,1 y 2,3 por ciento en el 2003, pronostica Mario Alonso, presidente del Banco. “Estamos cumpliendo con nuestras metas”, dice.
Las cifras macroeconómicas son exhibidas con satisfacción por el gobierno del Presidente Enrique Bolaños. Se trata de una “nueva era” para los nicaragüenses, asegura la propaganda gubernamental colocada en miles de pancartas y cartelones en todo el país.
La inflación, que de 1995 al 2000 fue de dos dígitos (18,5 por ciento en 1998), ha bajado desde el 2001, cuando fue del 4,8 por ciento, mientras que en el 2002 alcanzó el 3,9 por ciento. De enero a octubre de este año, la inflación llegó a 4,98 por ciento, pero la estimación oficial es que este año cierre en 5,5 por ciento.
La administración Bolaños también le apuesta fuerte a la probable condonación de $4.500 millones de la deuda externa, que al 30 de junio anterior sumaba $6.411 millones de dólares.
Con ingresos anuales cercanos a los $600 millones por exportaciones, pero con más de $1.600 millones en importaciones, la atención del débito externo acosa las finanzas.
Otro elemento de optimismo es que el córdoba mermó su pérdida de valor frente al dólar en los últimos años.
¿Esperanza?
En el ámbito empresarial, persiste el optimismo, pese a las dificultades. “La economía ha tenido que pasar por una restricción de la inversión pública, por el exceso de gasto público anterior y por los incumplimientos” con organismos internacional, explicó Alejandro Terán, presidente interino del Consejo Superior de la Empresa Privada.
La iniciativa privada local tiene esperanzas de mayor actividad económica, con la condonación de parte de la deuda.
“Los recursos que antes eran destinados a la deuda, ahora serán para obras de infraestructura y de bienestar social”, explica. “Bolaños ha logrado ordenar la casa macroeconómicamente muy bien”, afirma.
|