Miércoles 1 de octubre, 2003. San José, Costa Rica.

Dormilón

Las siete vidas de Dormilón

Autora: Daniela Barrientos Gamboa Residencia: Moravia, Los Colegios Edad: 14 años

Había una vez un gatito llamado Dormilón, el cual era muy atrevido y despreocupado. Cada vez que podía, jugaba en los lugares más peligrosos sin importarle lo que le podía pasar, porque Dormilón sabía que tenía siete vidas.

En las mañanas se lanzaba desde la ventana, la cual estaba situada en un lugar muy alto. Un día lo hizo y para su suerte solo se quebró su patita derecha, por lo que sus dueños lo llevaron donde el doctor.

-No importa que esto me haya sucedido, me quedan seis vidas y puedo seguir jugando lo que quiera, pensó Dormilón

Cuando se recuperó, Dormilón volvió a jugar y se lanzó desde la parte más alta del árbol que estaba situado en el jardín; esta vez se quebró su patita izquierda. De nuevo volvió donde el doctor y lo enyesaron.

-No importa, aún me quedan cinco vidas, pensó Dormilón.

Después de que le quitaron el yeso, Dormilón corrió detrás de un carro, el cual frenó y le majó la colita, lo que le dolió y lloró casi toda la noche.

-Ese carro no me va a vencer, aún me quedan cuatro vidas, pensó Dormilón.

Dormilón no aprendía la lección y una tarde empezó a molestar a Gruñón, que era el más temido del barrio. Gruñón logró atraparlo y sin pensarlo le arrancó su orejita derecha, por lo que ya no se miraba tan bonito.

-No importa, ese perro y la falta de mi orejita no me van a preocupar, Aún me quedan tres vidas, pensó Dormilón.

Dormilón continuó con sus travesuras y una tarde le quebró la botella de la leche a la ancianita que vivía al lado. Al darse cuenta, la viejita le pegó con la escoba y tuvo que renquear una semana.

-No importa, esa dulce ancianita no me preocupa, ya me recuperé, pensó Dormilón.

Una tarde, cuando Dormilón se paseaba en el jardín, escuchó los gritos de su joven amo, el cual se estaba quemando dentro de la casa. Dormilón no lo pensó y acudió en su ayuda logrando salvarlo, pero la mitad de su pelo se quemó.

Después de salir del hospital Dormilón comprendió que había hecho algo bueno por primera vez en su vida y que solamente le quedaba una vida, por lo que decidió cambiar y valorar más las cosas buenas que tenía a su alrededor.

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