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Registros y controles
Jorge Cabrera Medaglia
Entre los mecanismos más utilizados para proteger la salud y el ambiente están los diversos registros de productos y de equipos.
En distintas ocasiones se han cuestionado muchos de los requisitos exigidos en dichos registros, pues se ha alegado, entre otras cosas, que son innecesarios y costosos, además de las dificultades para cumplir ciertas condiciones relacionadas con etiquetas y hojas de seguridad, su potencial para servir de barrera a la competencia y la lentitud de la respuesta institucional.
Recordamos discusiones en el pasado sobre los documentos que se deben presentar para la inscripción de plaguicidas, que hasta provocaron discrepancias entre dos instituciones públicas y, más recientemente, cuestionamientos a algunas modificaciones para la inscripción de productos y materias primas de naturaleza peligrosa.
Aunque las críticas formuladas pueden ser ciertas en algunos casos, es incalculable el valor de un apropiado sistema de registros y controles sobre las sustancias que utilizamos, por ejemplo, en la industria, la agricultura y la salud.
Lo anterior es muy importante en momentos en que se debate el papel de las agencias reguladoras. Debido en gran medida a casos de alimentos contaminados, los consumidores han comenzado a preguntarse sobre la capacidad real de las autoridades para garantizar la seguridad de los bienes que se usan o consumen.
En general, el llamado es para fortalecer a todas las autoridades relacionadas con este tema, y para otorgarles los recursos necesarios que les permitan cumplir sus funciones de manera eficaz y eficiente.
Esta tendencia debe ser seguida por nuestro país. A la luz de las negociaciones para crear la Unión Aduanera en Centroamérica, uno de los puntos de análisis está constituido por los actuales sistemas de registros y certificación. Nos parece correcto buscar su aproximación y homologación, a fin de facilitar el comercio, pero ello no debe lograrse en detrimento de la calidad y estándares con que contamos.
En cualquier caso, lo importante es que estos procesos nos impulsen a ser cada vez más estrictos y eficientes, y no a disminuir las garantías que nuestros sistemas regulatorios han establecido a lo largo de años de experiencia en la aplicación de las leyes.
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