Miércoles 29 de octubre, 2003. San José, Costa Rica.


Tasas sin humanidad

José María Penabad

No hay mentira más grande que una verdad a medias. Esta afirmación tan simple, pero real, tuvo oportunidad de comprobarla el colega Álvaro Campos que, de periodista a empresario, para empujar su pequeña industria, necesitó un préstamo bancario. Fiel cumplidor de su compromiso mensual, llegó a la caja del BCR con la disciplina crediticia acostumbrada. Y... sorpresa inesperada.

El banco realizó una fuerte campaña publicitaria, participando a los costarricenses que decidió bajar las tasas de interés de sus préstamos. Juego de impacto para captar clientela. Fórmula de competencia, porque, hasta para ejercer el agiotaje, en este mundo globalizado hay que verter en el público las esencias embrujadas del malabarismo financiero. Te están explotando, pero, eso sí, con una cautivadora sonrisa, impresa en los periódicos y animada en la TV.

El esforzado –madrugador de las cuatro de la mañana– pequeño empresario de San Rafael de Heredia no contaba con la astucia bancaria, con esa verdad a medias, que es la mentira más grande. El cajero lo bajó de la nube. Desde un soñado y posible Purgatorio al Infierno más descarnado. La propaganda olvidó llamar a las cosas por su nombre. Sí, descenso en las tasas de interés, pero para los nuevos deudores.

Los anteriores, los que vienen sosteniendo el fabuloso aparato burocrático de la banca nacionalizada, los deudores exprimidos, para pagar jugosos salarios a directivos y gerentes, los que riegan de sudor el surco, de sol a sol, los que, sin descansar un domingo ni feriado, dejan el reposo temprano para “bretear” en su lucha cotidiana, sin fin, esos, pobres ellos, seguirán con su pesada carga. ¡Joderse, amigos! Tal vez sea oportuno decir una expresiva palabra fea, que el Diccionario recoge.

Como tantos otros fenómenos similares en entes autónomos, la banca nacionalizada perdió su contenido. No pertenece al pueblo, como indica su espíritu, sino a una clase oportunista –nueva clase– cuya misión se centraliza en presumir de positivas estadísticas, para justificar los desbordados privilegios salariales que usufructúan sus ejecutivos.

Y a tal punto llega la soberbia bancaria, que un ciudadano lo reflejaba fielmente en “Cartas a La Nación”. Debía abonar en fecha fija, casualmente sábado para el calendario. No trabaja la banca. Llegó el lunes y le recargaron $10. El ciudadano está obligado a anticiparse al día previsto, el banco no puede esperar 24 horas. Multa.

A nadie le importa el porqué de un atraso, ni cómo hay que pelear en la vida para salir adelante. Y a pesar de que la moneda es el colón, el supuesto pecado cobra la penitencia en dólares. Insulto a la soberanía, desprecio al costarricense.

Dice el jerarca del BCCR que este 2003 se perfila como un año de mayor crecimiento productivo, menor inflación y menor desequilibrio fiscal. Y la producción crecerá más del 5 por ciento, uno de los coeficientes más altos de América Latina. Claro que comenta en teoría, y eso es lo malo de los economistas, que siempre hablan en teoría, haciendo análisis sobre mercados perfectos que casi nunca se dan en realidad.

Lastimosamente, los economistas nunca observan el lado humano, el continente social...

| PORTADA | NACIONALES | SUCESOS | OPINIÓN | SOCIEDAD | OVACION | EL NORTE |
| INTERNACIONALES | SERVICIOS | USTED OPINA | PURA VIDA | ESCRIBANOS |

© 2003. Periódico Al Día. El contenido de aldia.co.cr no puede ser reproducido, transmitido ni distribuido total o parcialmente sin la autorización previa y por escrito del Periódico Al Día. Si usted necesita mayor información o brindar recomendaciones, escriba a webmaster@aldia.co.cr

EDICIONES ANTERIORES