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Objeciones
Ricardo Alem: se le cuestiona el hecho de que sus actividades le generaron un importante daño al país y que se utilizaron facilidades de capital y sujetos extranjeros.
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Cambian de cárcel a Alem
Rodolfo MARTÍN O. / Al Día
Ricardo Alem León, sentenciado en 1995 en Costa Rica, y en 1997 en Estados Unidos, por casos ligados a narcotráfico, abandonó recientemente La Reforma y ahora cumple su condena en el Centro Institucional San Rafael, confirmó ayer Guillermo Arroyo, director de Adaptación Social.
Alem llegó al país el 21 de noviembre del 2001, luego de que las autoridades carcelarias de Estados Unidos le recomendaran acogerse a un tratado de repatriación de presos suscrito con Costa Rica.
Volvió porque si permanecía en Estados Unidos debía cumplir hasta el último día la sentencia de nueve años y siete meses que le impusieron allá. Esto le habría representado un año y medio más de encierro.
Además, al regresar a Costa Rica debía comenzar a descontar otra condena de 12 años.
Alem, desde su llegada al país, siempre estuvo en un lugar conocido como “Puesto Siete”, módulo donde el interno prácticamente pasa dentro de la celda porque la circulación es muy restringida.
“Es un área para internos que están en tránsito, que enfrentan problemas de salud o por razones de seguridad. Al señor Alem, se le trasladó ahí por esta última razón, según recomendaciones de las mismas autoridades de los Estados Unidos”, explicó Arroyo.
Ahora, en el Centro Institucional San Rafael, Alem no solo tendrá una mayor posibilidad de movilizarse, sino de compartir con otros internos e integrarse a las distintas actividades a las cuales pueden tener acceso los internos, explicó Arroyo.
Alem logró que le reunificaran las dos sentencias a 21 años y nueve meses de prisión.
A su juicio, con los distintos rebajos, la condena quedaría en 14 años y seis meses de los cuales, supuestamente, ya tiene, cumplido un 85 por ciento.
El afirma ser merecedor al derecho de la excarcelación.
Sin embargo, su iniciativa no ha encontrado eco.
El juzgado Ejecutor de La Pena, que en definitiva es el que resuelve, no avaló la gestión.
Una de las principales consideraciones que hay para objetar su libertad condicional es que Alem, presuntamente, desarrolló actividades no propias de una delincuencia convencional, sino más bien correspondientes a formas de conducta criminal más inteligentes y amparadas al poder político y económico.
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