Lunes 15 de septiembre, 2003. San José, Costa Rica.

La cola del lobo

Edgar Fonseca

Frente a la prepotencia de algunos dirigentes sindicales de Limón, el Gobierno debe mostrar firmeza. El Gobierno debe denunciarlos y exhibirlos.

Que sepa el país quiénes son los que andan detrás de estas acciones de arbitrariedad y desestabilización.

Que sea enterada la opinión pública, con pelos y señales, de los espurios propósitos de una gavilla sindical desenfrenada en sus privilegios que, hoy en Limón, pero igual lo puede ejecutar en cualquier institución o sector, como lo ha demostrado este año, está dispuesta a llegar hasta sus últimos extremos con tal de salvar sus intereses y negocios.

Porque con acciones irreflexivas, como la convocatoria a un paro general en Limón mañana, lo que menos les interesa a estos individuos es la defensa del interés público, comunal o regional.

La cola de este lobo hace rato que está al descubierto.

Tras percibir decisiones institucionales debidas frente a sus abusos en convenciones y otros recursos laborales prostituidos, tras percibir la censura pública constante a sus desmanes, su conducta, su consigna, su razón de ser es fomentar el caos, el irrespeto al ordenamiento jurídico y envolver con ello a la población civil que, como en el caso de Limón, tiene a vastos sectores abrumados por la miseria. Pero estas condiciones paupérrimas de desarrollo no son exclusivas del Atlántico. Las hallamos en el sur, en el norte y en tantas otras zonas.

En Limón, sin embargo, con el guiño cómplice, administración tras administración, los sindicatos se han vuelto insaciables y se aprovechan del caldo de tensión social. Lo exacerban.

Y, ay de quien ose cuestionarlos.

Los denunció hace unos meses un saliente presidente ejecutivo de Japdeva que dimitió al sentirse secuestrado, atado de pies y manos en sus decisiones por tanta intolerancia.

Al Defensor de los Habitantes lo tienen amenazado de muerte. Reporteros de este y otros medios han sido víctimas frecuentes de su prepotencia y de su atropello. Se creen, al fin y al cabo, amos y dueños de los destinos de la provincia, de sus instituciones y ciudadanos. Qué pena por Limón y por el país.

Ojalá que ante la sinrazón de su movimiento, el Gobierno demuestre firmeza. Ojalá ratifique en quién radica la autoridad del país y no ceda ante una banda de bribones, arropada en las necesidades sociales.

Hoy, por ejemplo, debieron haber amanecido tomados los muelles limonenses por las autoridades.

Hoy, por ejemplo, debieron estar en manos de Fuerza Pública las principales instalaciones portuarias, petroleras, de salud y comunicaciones para garantizar, ante estas amenazas, servicios básicos a la población.

| PORTADA | NACIONALES | SUCESOS | OPINIÓN | SOCIEDAD | OVACION | EL NORTE |
| INTERNACIONALES | SERVICIOS | USTED OPINA | PURA VIDA | ESCRIBANOS |

© 2003. Periódico Al Día. El contenido de aldia.co.cr no puede ser reproducido, transmitido ni distribuido total o parcialmente sin la autorización previa y por escrito del Periódico Al Día. Si usted necesita mayor información o brindar recomendaciones, escriba a webmaster@aldia.co.cr

EDICIONES ANTERIORES