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La siesta
Edwin Arguedas
Ya Albert Einstein lo había insinuado: dormir un rato después del almuerzo sirve para refrescar la mente y estimular la creatividad.
Pero ahora, un estudio realizado por el Departamento de Psicología de la Universidad de Harvard, en los Estados Unidos, agrega una prueba más para decidirse a descansar: una siesta de una hora es tan buena como una noche completa de sueño.
El corre-corre de la vida moderna impide hacer la prueba cada día, pero vale la pena buscarle la comba al palo. Que lo diga el diputado socialcristiano Marco Tulio Mora, quien propuso que los congresistas sesionen solo los jueves y viernes. Eso les daría más tiempo para dormir.
La revista Nature Neuroscience le daría la razón. En el informe de la investigación, explicó que quienes durmieron entre 60 y 90 minutos durante la tarde (45 personas) mejoraron su rendimiento como si hubiesen dormido durante ocho horas.
¡Formidable! ¿Cuánto no harán nuestros diputados después de un merecido sueñito?
Los psicólogos de Harvard determinaron que en las personas que decidieron no dormir, el declive en su rendimiento se registró desde la tarde del primer día. ¿Ven? Con tanto trabajo y poco sueño, ¿cómo les podemos pedir a los diputados que rindan más?
Piénselo: tras un sagrado sueñito, quizá hasta verían con agrado, y sin retrasarse, las 1.821 mociones que el Movimiento Libertario presentó a cinco proyectos legislativos. Con una siestecita, algunos serían incluso más tolerantes con el buen y simpático legislador que asustaba a las diputadas con un ratoncito de juguete. La falta de sueño, dice el estudio, produce malhumor.
La investigación menciona que los “siesteros” que no entran en la etapa del sueño profundo, no mejoran su rendimiento, pero tampoco empeoran como los que no duermen.
Preocupados por la noticia y deseosos de llegar con más frecuencia a esa fase de sueño (como lo mandan los que saben), los diputados decidieron que el país debería invertir ¢1.700 millones para construir la torre del Congreso que albergará oficinas de 19 de ellos.
Los científicos aún no se ponen completamente de acuerdo en cuanto a la duración de la siesta. ¿90 minutos? ¿Una hora? Para salir de dudas, le propongo al señor Mora que presente una reforma que les permita dormir todo el día. Se lo merecen. Total, importa más su bienestar que cualquier otra cosa en este país.
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