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Buen representante
Gilberto Martínez, en el Brescia de Italia, deja en alto el fútbol de la región. No son muchos los jugadores de CONCACAF que triunfan en Europa.
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Saltaron el charco
Futbolistas de Concacaf luchan en el Viejo Continente
Antonio ALFARO / Al Día
A fuerza de empuje y fútbol, jugadores de Centro y Norte América luchan por ganarse un puesto en Europa, la tierra que solía fijarse solo en sudamericanos o comunitarios.
Luchan, como el mexicano Rafael Márquez en el Barcelona español, el costarricense Gilberto Martínez en el Brescia italiano, el estadounidense Kasey Keller en el Tottenham Hotspur inglés, el hondureño David Suazo en el Cagliari italiano, el tico Paulo César Wanchope en el Manchester City inglés, integrantes de esa legión americana en el fútbol de mayor exigencia.
La ruta al Viejo Continente parece de sobra conocida por los canadienses, quienes se presentaron en la última Copa de Oro con 14 legionarios, la mayoría procedentes de ligas europeas.
A falta de un torneo fuerte en su país, ellos cruzan el Atlántico en busca de un mejor panorama, aunque no sea en la división mayor.
Menos travesías se dan por parte de jugadores aztecas y centroamericanos, unos por sentirse muy cómodos en casa y otros por falta de medios para venderse bien, aunque algunos logran dar el salto.
Sin magia
Se fueron los tiempos del salvadoreño “Mágico” González, uno de los más grandes representantes que ha tenido Centro América en el Viejo Continente. Han pasado más de 20 años desde sus malabares en en España y ahora El Salvador no tiene ningún representante en Europa.
“Ya no se producen jugadores de exportación. Nos afectó mucho la guerra”, considera el periodista cuscatleco Orestes Membreño, del Diario de Hoy.
Problemas en la estructura de ligas menores y el nivel de los campeonatos locales no favorecen la exportación de jugadores del área a los torneos de Europa.
Algunos logran saltarse esas dificultades a punta de calidad, pero sobre todo con sacrificio y esfuerzo, según expone Paulo César Wanchope en su columna publicada la semana anterior en el sitio www.wanchope.net.
Muchas veces se vuelve más difícil de lo imaginado, como bien sabe Carlos Castro, quien ha sufrido su actual experiencia en Rusia. Los legionarios se enfrentan a factores que van desde el clima, la cultura y el idioma hasta la obligación de demostrar que su fichaje vale la pena por encima de jugadores locales.
Tal lucha dan en Italia los hondureños Samuel Caballero (Salitano) y David Suazo (Cagliari), ambos en la Serie B, detrás de Julio César “Rambo” De León, quien milita en la división mayor del calcio (Regina). En tanto, Minor Suazo y Julio César Suazo hacen lo suyo en Austria (Salzburgo).
Diferencia americana
Mientras les cuesta a los centroamericanos encontrar vitrina y los mexicanos se aferran a su tierra, los estadounidenses van a Europa sin mayores dificultades.
Así lo dejan ver Brad Friedel, Joe Max Moore, Claudio Reyna, Eddie Lewis y Kasey Keller, militantes del fútbol inglés; Steve Cherundolo, Tony Sanneh y Gregg Berhalter, quienes juegan en Alemania; David Regis y Greg Vanneg, integrantes del fútbol francés; así como Jonh O Brien en Holanda.
“En Estados Unidos hay mucho representante europeo, buscadores de talentos, que le dan seguimiento a los jugadores”, comenta el periodista Cristian Echeverría, del diario La Opinión, de Los Ángeles, Estados Unidos.
“Hay programas de intercambio y se llevan a jugadores jóvenes a clubes como el Milán o el Ajax”.
Los jugadores ticos no tienen tantas posibilidades, pero sus cinco legionarios en Europa, Carlos Castro y Winston Parks en Rusia, Gilberto Martínez en Italia, Mauricio Wright y Mauricio Solís en Grecia, tratan de consolidarse y abrir puertas que hace unos años estaban cerradas.
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Se abre campo
Márquez tan solo ha jugado en una de las tres jornadas de la liga española, pero su estancia en el Barcelona se la desea más de un jugador.
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Márquez marca la ruta
Antonio ALFARO / Al Día
Contratado para esta temporada por el Barcelona de España, el mexicano Rafael Márquez muestra de lo que es capaz un jugador del área.
Futbolistas como Gilberto Martínez y Paulo César Wanchope han despertado en su momento el interés de unos y otros, pero no parece fácil para un jugador del área lograr ese fichaje con uno de los clubes más grandes a nivel mundial.
“Rafael Márquez es el primer jugador mexicano que viste la camiseta blaugrana y llega a la temporada 2003-04 para ser uno de los principales baluartes de la defensa barcelonista. Su juventud y su clara progresión en los últimos años le confirman como uno de los centrales con más proyección del fútbol europeo”.
Así habla de él la página oficial del Barcelona en internet, donde destacan su rápida adaptación al medio europeo, luego de incorporarse al Mónaco de Francia en 1999, cuando tenía 20 años de edad y tan solo tres como futbolista de Primera División en México.
Márquez se ganó un lugar en el equipo galo, donde estuvo cuatro temporadas, campeonizó en el 2000 y fue nombrado ese mismo año como defensa ideal del torneo. Ex jugador del Atlas de Guadalajara, es uno de los dos mexicanos en Europa. El otro es De Nigris, quien juega en el Polideportivo Ejido, de la segunda categoría española. “Los jugadores mexicanos que van a Europa lo hacen por jugar a nivel internacional, pero no por lo que puedan ganar”, explica el periodista Antonio Rosales, del diario azteca El Informador.
Es la razón por la que muchos prefieren quedarse en casa. En México un buen jugador puede ganar por encima de los $50 mil (¢20,3 millones mensuales), mientras que en Europa muchas veces les ofrecen la mitad, asegura Rosales.
“Entonces tienen que dejar muchas cosas para irse, cuando en México les pagan una cantidad que allá no se las van a ofrecer”.
Hay que
luchar
Paulo César WANCHOPE
Hoy en día, en el fútbol se gana bien, es todo un negocio. Claro que el dinero es muy importante, le facilita la vida a las personas, pero no asegura la felicidad.
En muchas oportunidades he escuchado decir que Paulo Wanchope y Gilberto Martínez, se mantienen en Europa solo por el dinero que ganan…. Y que los otros jugadores ticos que han regresado del continente europeo lo han hecho porque no toparon con nuestra suerte de ganar el mismo dinero. Eso no es así, aunque parece fácil pensarlo.
Los frutos en este campo no caen por sí solos del cielo, ni mucho menos se triunfa por un golpe de suerte. No, hoy estoy donde estoy porque luché, porque me lo propuse.
Recuerdo cuando llegué por primera vez a Inglaterra. Fue en calidad de prueba con el equipo Queens Parks Rangers, de la Segunda División. Enfrenté un frío indescriptible, entrenaba con nieve y si sobraba un buzo por ahí, pues bien, y si no, a entrenar con pantaloneta. No solo eso, los primeros días llegaba a las prácticas sin dormir, ya que el cambio de horario me afectó.
En medio de los obstáculos, jugué tres encuentros, conseguí tres goles, pero no me contrataron. Sin duda fue un duro golpe, pero tenía que aceptarlo. Eso sí, en mi cabeza solo existían dudas.
Seguí luchando con el Herediano y en la Selección Nacional y de nuevo se presentó la oportunidad de probar en Inglaterra, esta vez con un equipo de la Premier League.
¿Cómo si no pude con un equipo de Segunda División, podré ser contratado en la Primera? Acepté el reto y luché hasta lograr el objetivo de ser contratado por el Derby County.
Allí no me crucé de brazos, venía lo más difícil, tenía que ganarme el respeto de mis compañeros de equipo, de la afición y de la prensa.
Algunos jugadores celosos me hicieron la vida imposible, me pateaban, me bromeaban, no me pasaban el balón... Es lógico, esas situaciones obedecen a celos profesionales: llegó un extranjero a quitarles el puesto. No olvido que en un entrenamiento disputaba el balón con un compañero y otro me pateó los testículos. Por supuesto reaccioné con furia, al final a ese jugador lo despidieron.
Muy fácil hubiera sido pensar que aunque en Costa Rica se gana menos dinero, era mejor regresar, pues el clima era ideal, tenía amigos, jugaba con el Herediano y la Selección, estudiaba, tenía novia, era famoso, vivía con mis padres...
Pero mi objetivo estaba claro, nada ni nadie me iban a detener. Con una mentalidad de ganador y carácter fuerte superé esas difíciles situaciones. Hay que entender que cuando se llega a otro país somos uno más del montón de jugadores que se dedican al fútbol y por ello hay que tener la madurez y la mente fría.
Yo valoro lo que he conseguido, nada me lo han regalado y sé que a Gilberto Martínez tampoco. Ambos nos hemos dado a respetar, hemos luchado y superado todo lo negativo.
En mi caso, al enfrentar las lesiones y estar tanto tiempo alejado de las canchas, bien pude haber tomado la decisión del retiro. Pero no, aún tengo metas por cumplir, quiero lograr títulos importantes, participar en otra Copa del Mundo.
Como lo pueden ver, no solo por el dinero estoy aquí, , no solo el dinero me motiva a seguir practicando el fútbol.
* Extracto de columna publicada por Wanchope en su página internet
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