Domingo 21 de septiembre, 2003. San José, Costa Rica.

Fragmentación de las Américas

Andrés Oppenheimer

Según la versión generalizada en la prensa, el colapso de las negociaciones de la Organización Mundial del Comercio (OMC) en Cancún, el fin de semana pasado, será un duro golpe para la firma de nuevos acuerdos de libre comercio entre Estados Unidos y América Latina. Sin embargo, no creo que sea así.

Al contrario, el colapso de la reunión de Cancún –en el que un grupo de 21 países en desarrollo liderados por Brasil, China e India se enfrentaron a Estados Unidos y Europa por el tema de los subsidios agrícolas– podría acelerar las negociaciones de libre comercio de Washington con varios países latinoamericanos.

“El fracaso al menos transitorio de las negociaciones multilaterales le da aún más fuerza al regionalismo y al bilateralismo”, me dijo el ministro de Comercio colombiano, Jorge Humberto Botero, en una entrevista telefónica. “Si la vía multilateral se cierra, es aún más claro que antes que nuestros esfuerzos deben intensificarse en la órbita regional y bilateral”.

Una de las razones por las cuales el proyecto de libre comercio regional no está muerto, según me dicen funcionarios de Washington, es porque las negociaciones globales entrarán en una pausa, y ahora el gobierno de George W. Bush se concentrará más en las negociaciones regionales y bilaterales.

Estados Unidos ya tiene acuerdos de libre comercio con México y Chile, y afirma que seguirá adelante con sus planes de firmar el Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA) de 34 países en el 2005. Al mismo tiempo, Washington está negociando acuerdos separados con Centroamérica y República Dominicana, y espera hacerlo más adelante con Panamá, Colombia y Perú.

Otra razón para tomar con pinzas la idea de escenarios regionales más pesimistas es que, aunque Brasil salió de Cancún como un líder del Grupo de los 21 y quiere crear un bloque sudamericano que negocie con Estados Unidos desde una postura de mayor fuerza, hay muchos países latinoamericanos que tienen intereses diferentes a los de Brasil.

Tomen el caso de Colombia, que –por lo menos hasta ahora– pertenece al Grupo de los 21. A diferencia de Brasil, un exportador de granos cuya prioridad es lograr que Washington y Europa reduzcan sus subsidios agrícolas, la prioridad de Colombia es que Estados Unidos abra su mercado a los zapatos, aceites y frutas tropicales colombianos.

“Tenemos estupendas relaciones con Brasil”, señaló Botero. “Pero en el ámbito comercial, como se lo hemos dicho a las autoridades brasileñas, nuestros intereses son más profundos en el norte que en el sur”.

¿Se irá Colombia del Grupo de los 21?, le pregunté. “Nuestra presencia allí solo se mantendrá en tanto el grupo no se convierta en un factor de confrontación política (con Estados Unidos)”, respondió.

Aunque toda América Latina exige –con razón– que Washington reduzca sus escandalosos subsidios agrícolas, que no permiten competir a las exportaciones regionales en el mercado mundial, Colombia está lejos de ser el único país en la región con otras prioridades comerciales.

El Salvador abandonó el Grupo de los 21 la semana pasada, en medio de acusaciones de los seguidores de Brasil de que sucumbió a presiones de Estados Unidos.

“Nos fuimos porque el Grupo de los 21 no estaba representando los intereses de mi país”, me dijo el ministro de Economía salvadoreño, Miguel Lacayo. “La realidad nuestra no es la de Brasil, que es perjudicado por los subsidios estadounidenses al trigo, la soya y el maíz. Nosotros no. Nos interesa más la apertura del mercado de Estados Unidos”.

Según Lacayo, “lo que ocurrió en Cancún va a dinamizar los procesos de negociaciones bilaterales y subregionales. Los países que tengamos la oportunidad de impulsar acuerdos comerciales con Estados Unidos, lo haremos con mayor energía, pues vimos que la OMC se mueve a paso de tortuga, y no queremos que nos detenga un Brasil que no quiere caminar más rápido”.

Además de Colombia y Centroamérica, Perú, Bolivia y Uruguay piensan en forma parecida, dicen fuentes diplomáticas latinoamericanas. Si es así, en lugar de ver un bloque sudamericano liderado por Brasil, podríamos ver un proceso gradual de acuerdos de libre comercio entre Washington y varios países. Brasil podría terminar rodeado y forzado a sumarse a sus vecinos para no terminar aislado.

Mi conclusión: Quizás veamos un escenario post-Cancún en el que Brasil moderará su posición en las negociaciones hemisféricas para no perder el apoyo de varios de sus vecinos, o quizás veamos una fragmentación económica de las Américas, en la que Estados Unidos firmará acuerdos de libre comercio con muchos países limítrofes con Brasil.

Sea como sea, el proceso de libre comercio en la región está lejos de estar en coma.

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