Perspectivas
Estrujados Eduardo Castro
Algunos, cuando saborean las mieles del poder, pierden la perspectiva. Y, para muestra, no uno, sino dos botones.
Instalados en el Olimpo y barajando cifras irreales, ahora anuncian un decreto ejecutivo que obligará a los costarricenses a adquirir autos de modelos tan recientes, que ni la mayoría de los habitantes de los países ricos puede comprar.
De esa forma, la muy estrujada exclase media tica ya no podrá “embarcarse” en ¢1,5 millones ó ¢1,7 millones para adquirir un sencillo Hyundai y sacar a pasear a su familia, si es que el hoy elevadísimo –y, dentro de pocas horas, aún más caro– precio de la gasolina se lo permite.
Según nos anuncia el ministro de Ambiente y Energía, Carlos Manuel Rodríguez, a partir del 15 de abril se prepararía un decreto ejecutivo para castigar la importación de autos, de modelos anteriores a 1994 ó 1997.
Claro, como en este país amarran los perros con longanizas y sobra el dinero, cualquier interesado de la golpeada exclase media tiene libérrimo acceso al baratísimo crédito bancario para adquirir, ya no un auto de modelo 1994 ó 1997, sino del año.
Por la vía del decreto –¡qué fácil es firmarlos!–, los ticos tendremos un “chuzo” del año o, a lo sumo, de uno o dos modelos anteriores.
Sin duda, nuestro benefactor Gobierno se preocupará de que la garroteada exclase media obtenga financiamiento baratísimo, con el que más de un juega-de-vivo podrá adquirir un auto digno de las pretenciones que nuestros conductores políticos tienen para sus conciudadanos, es decir, un BMW, Mercedes Benz, Audi, Volvo, Jaguar, Lexus, y, ¡por qué no!, un Rolls Royce.
Sabemos que nuestros gobernantes, en el fondo de sus corazones, desean que nos montemos en algo de alto estatus y sin gases contaminantes, a fin de que –supone este hijo de vecino– los costarricenses visitemos menos los talleres mecánicos.
Y aquí va el otro botonzote de muestra.
A pocas horas del inicio de Semana Santa, nuestro benevolente Gobierno anunció a las enriquecidas masas que no podrán acampar en las playas. Muchos deberán botar tiendas de campaña y demás utensilios para, gracias al baratísimo crédito bancario, hospedarse en buenos hoteles desde el mediodía de este jueves del Señor. El Gobierno se preocupa por todos y no quiere que pasemos incomodidades en las playas.
Agradezcamos sus buenas intenciones, aunque debemos recordar el dicho de nuestros abuelos: “De buenos deseos está empedrado el camino al infierno”. Amén.
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