Jueves 15 de abril, 2004. San José, Costa Rica.


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Visión

El impacto del tratado

Anabel González

En una conferencia reciente en El Salvador, los autores Lederman y Jaramillo presentaron algunos resultados interesantes sobre el impacto positivo que tendría el Tratado de Libre Comercio (TLC) entre Centroamérica y Estados Unidos.

De las proyecciones realizadas, se espera que el TLC produzca aumentos en el comercio.

Esto es así, pese a que una buena parte de los productos de la región gozan ya de acceso libre al mercado estadounidense, en virtud de una concesión unilateral de Estados Unidos. Está demostrado que los TLC producen mayores exportaciones que las preferencias unilaterales.

Los autores señalan también que la inversión extranjera aumenta más en los países que tienen un TLC que en aquéllos que no lo tienen, así como que los tratados comerciales contribuyen a aumentar el crecimiento económico en general. Esto, claro está, tiene un efecto importante sobre el empleo.

Ahora bien, el mayor o menor impacto del comercio sobre el desarrollo depende del diseño y ejecución de una agenda complementaria al TLC, compuesta por elementos en los campos de innovación, infraestructura, regulaciones e instituciones, educación y asistencia transitoria, todo ello en un marco de estabilidad fiscal.

El primero de estos elementos es la innovación, referente a la política que un gobierno puede desarrollar en materia de ciencia y tecnología, tendiente, en una primera etapa, a adquirir y asimilar tecnología extranjera, y, en una segunda etapa, a empezar a desarrollar tecnología propia.

El segundo elemento es la infraestructura, incluyendo en este apartado no solo lo relacionado con la infraestructura física (carreteras, puertos, aeropuertos), sino también con las telecomunicaciones.

Aquí se trata de reducir los costos de transporte y telecomunicaciones, con el fin de que todas las regiones del país puedan beneficiarse del TLC.

El tercer elemento hace referencia al fortalecimiento institucional y al mejoramiento de la calidad de la regulación. Este aspecto es de la mayor importancia, pues un país con estabilidad política, con instituciones que funcionan y con regulaciones adecuadas, es un país donde el comercio tendrá un mayor impacto sobre el desarrollo.

El cuarto elemento –la educación– es vital para lograr el mejor aprovechamiento del TLC y elevar el nivel de vida de la población.

En este campo, el nivel educativo inicial, incluyendo el alfabetismo y los años de educación de la población adulta, es importante, así como el desarrollo de políticas tendientes al mejoramiento de ese nivel.

El quinto elemento tiene que ver con brindar asistencia transitoria para aminorar los costos del ajuste en algún sector en el que la transformación productiva pueda generar algún efecto no deseado.

Los autores son optimistas acerca del futuro de un país como Costa Rica y la posibilidad que tenemos de aprovechar el TLC.

Para maximizar estas oportunidades, sin embargo, es conveniente que el país empiece desde ahora a pensar en el diseño y posterior ejecución de esa agenda complementaria.

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